Capítulo 11

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Abominación: Parte 3.

Suelto un grito cuando el agua helada entra en contacto con mi piel. El cabello se me pega a la cara y me cubre los ojos y estaba tan desprevenida que incluso trago un poco de agua antes de que poder mantenerme a flote. Para hacer la cosa peor, las dos chamarras que tengo se empapan por completo, haciendo que no solo los cien kilos de Derek hagan difícil la tarea de mantenerme en la superficie.

—¡¿En dónde está, dónde está?! —pregunta Stiles con la respiración acelerada y tratando de que el agua no se meta a su boca.

—¿Puedes verlo? —pregunto en esta ocasión, mirando en todas direcciones.

—No.

—Bueno, tal vez se fue. —Stiles trata de nadar a la orilla, y yo le sigo el paso hasta que retumba en el lugar el sonido del siseo que hace esa cosa.

—Tal vez no —replica Derek con su usual tono cortante. Pasan unos minutos en silencio, con el único sonido de nuestros chapoteos intentando mantenernos en la superficie. No han pasado ni cinco minutos desde que caímos y las piernas comienzan a dolerme. Me aterra la posibilidad de ahogarnos aquí—. ¿Qué pensabas cuando sacabas tu celular, Stiles? —rompe Derek el silencio, con un tono molesto.

—¡Cállate! —exclamo, pateando su pierna incluso cuando sé que no puede sentirlo. Mi voz suena gutural y molesta, lo que me tranquiliza y hace que me moleste más al mismo tiempo—. Ni siquiera se te ocurra decir algo más. Todo esto es tu maldita culpa, de principio a fin, y ahora gracias a ti estamos en este lugar atrapados con esa cosa, sin celulares y cargando a un tipo paralizado que pesa mil kilos. Así que cállate antes de que te suelte y te dejemos morir ahogado.

De nuevo el silencio. Trato de controlar mi acelerada respiración, que choca contra el agua y genera un molesto sonido, pero mientras siga nadando no creo que sea posible. Un segundo después, escucho el lamento de mi mejor amigo.

—Mi celular...

Y el mio, mojado hasta el pinche chip, guardado en el bolsillo de mi suéter.

Suelto a Derek y Stiles me mira ligeramente alarmado. Hago un ademán con las manos para tranquilizarlo y procedo a bajar el cierre de la chamarra de Scott. Tardo un poco en lograr que la tela se despegue de mi sudadera, pero finalmente logro sacármela. La prenda flota, pero puedo mirar como mi teléfono cae al fondo de la piscina. Mierda, tal vez debí conservarlo y dejarlo en arroz...

—¿Me ayudas? —reclama Stiles con la voz ahogada. Levanto un dedo para pedir un minuto más y procedo a la tarea más difícil: sacarme la maldita sudadera.

Me doy le vuelta y trato de enganchar mi blusa a mis pantalones para que cuando alce mi suéter esta no se vaya junto a la prenda. Probablemente sea inútil por toda el agua, pero lo intento al tiempo que alzo los brazos y con máximo esfuerzo logro deshacerme de veinte kilos de tela. O bueno, veintiuno, pues mi blusa a fin de cuentas también desapareció.

Sin voltear me hundo un poco más en el agua y voy hasta donde mi sudadera para sacar mi blusa de adentro. Es toda una tortura y estoy segura que me demoro cuando menos media hora, pero una vez que vuelvo con ellos ambos están de espaldas a mí. Sonrío satisfecha y me llevo la más grande de las sorpresas cuando descubro el rostro de Derek Hale sonrojado. Me ahorro mis comentarios y con pesar me paso el brazo del tipo por los hombros. Stiles no se quita la chamarra, pues es mil millones de veces más ligera que las mías.

you should've know someone natural | scott mccall | natural#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora