2_Momentos complicados

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La joven novata abrió lentamente los ojos ante la luz que entraba tímidamente por su ventana. Simplemente, se frotó los párpados antes de girarse sobre sí misma. Alzó su vista para mirar a través del cristal pero solo llegó a observar a un joven muchacho en la habitación de en frente que parecía ignorar que ella pudiera verle puesto que solo vestía unos vaqueros. Al menos, aquello fue lo único de lo que pudo percatarse la chica porque se encontraba tan adormilada que fue incapaz de identificar nada más.

De repente, un grito agudo la sobresaltó e, inmediatamente, corrió alarmada para comprobar qué sucedía.

-¿Pero qué pasa?- Preguntó al darse cuenta de que era su compañera quien chillaba histéricamente.

Clavó sus ojos en la joven pelirroja que, desde la ventana del salón, parecía intentar mirar a algo del exterior que no se encontraba de frente, sino a su izquierda.

-¡Aaaaaaaaaah! ¿Has visto al chico de en frente de la ventana de tu cuarto? Es guapísimo.- Decía Ana en tono alto sin pensar en que el muchacho podía estar escuchando.

Sofía puso los ojos exterior blanco al comprender que había salido corriendo de la cama por lo que, a su parecer, era una tontería.

-¿Por eso gritas?- Añadió la chica despreocupada.

-A ese me lo tiro yo EN-SE-GUI-DA.- Alardeaba recalcando lo último mientras se acercaba a una de las estanterías para coger su llave.

-No te andas con rodeos.-

-Ni con pelos en la lengua.- Comentó la compañera antes de salir por la puerta.

Al contrario que ella, Sofía entró al baño y se miró unos segundos en el espejo. Aún se encontraba con pijama y debía cambiarse. Resopló con fuerza al ver que no tenía energías suficientes para hacer nada de eso.

*****

Sofía deambuló por los pasillos sin saber hacia donde ir. Su intención había sido dirigirse al alojamiento de los chicos para poder recoger a Dave e ir con él al edificio principal. Sin embargo, a pesar de los mensajes, él no parecía dar señales de vida. Se paró un segundo en medio del pasillo y miró a su alrededor. Se encontraba entre las puertas ciento trece y ciento catorce. Sofía resopló con cansancio mientras sacaba su móvil para enviarle un nuevo mensaje a su amigo. Se había perdido y no sabía hacia donde tenía que ir.

De repente, de la habitación ciento trece que se encontraba a su izquierda, salió un joven muchacho rubio que se detuvo de forma exagerada en cuanto vio a la chica.
trece desorientada y cogió el móvil.

-¡Anda! Si está aquí mi compañera favorita.- Bromeó Dave al encontrársela tan de repente.

-¿Desde cuando dejan a las chicas entrar en nuestra residencia?- Preguntó él con curiosidad mientras comenzaba a caminar en dirección a la salida.

-Desde que inventaron el toque de queda a las diez de la noche.-

-Ya pero nadie hace caso a eso. ¿Cómo has sabido cuál era mi habitación?-

-Por mi gran orientación y mi inteligencia.- Alardeó ella mientras bromeaba, siguiendo de cerca los pasos del muchacho.

El chico arqueó las cejas sin creerselo.

-En realidad no lo sabía, estaba cogiendo el móvil para llamarte pero te has adelantado.- Respondió ella sinceramente.

*****

Dave retiró la mirada de su bandeja de comida del desayuno para observar los ojos azules de su amiga que parecían temblar de forma tímida mientras comía de forma tranquila.

AnónimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora