5. LOS PROBLEMAS DEL HUMANO

58 12 1
                                    

—Se está volviendo incontrolable —inquirió el hombre con cierto enojo.

Andrew observó de reojo a Stan, que permanecía inmóvil y silencioso en un rincón. Por un momento, sus miradas se encontraron, lo único que encontró Andrew fue a Stan encogiéndose de hombros.

Andrew dejo escapar un suspiro, y acarició con una de sus manos la mesa del despacho.

—Sé que en ocasiones Michelle se vuelve un poco pesada y...

—Está fuera de control —le corto el hombre regordete sentando frente a Andrew—. No asiste a las clases. Y cuando se digna en aparecer, solo se la pasa platicando y distrayendo a los demás alumnos. Ha suspendido todos sus exámenes, y sus calificaciones son pésimas. Fue expulsada del equipo de voleibol por agredir físicamente a una de sus compañeras.

—Director Notaltas —interrumpió Andrew, quería defender la postura de su hermana, pero no conseguía encontrar argumentos lo suficientemente válidos—. Estas vacaciones las pasara con mi madre...

—Lo siento Andrew —agregó con voz potente el director Notaltas—. No puedo permitir que se marche. Si ya es un riesgo para la Nación, imagínate lo que podría hacer afuera. Por no mencionar todos los exámenes que tendrá que volver a presentar. He hablado con el Consejo Estudiantil, y llegamos a un ultimátum.

El director busco ver hacia otro sitio, no soportaba observar los ojos llenos de súplica de quien fuera uno de sus brillantes alumnos, en el fondo, le gustaría ayudarlo, pero ese tren ya había partido hacía mucho tiempo, y ahora solo le quedaba ver por la Nación de Superhéroes.

—Si tu hermana no mejora su conducta, aprueba los exámenes suspendidos, y asiste a todas las clases del siguiente semestre —hizo una pausa, por un momento, Andrew se vio tentado en usar su habilidad y hacer callar para siempre al director Notaltas, pero cuando este abrió la boca, comprendió que había tomado la mejor decisión—. Si no logra eso. Nos veremos obligados a decretarla como peligrosa para la sociedad, y jamás abandonara la Nación de Superhéroes.

Y sin esperar respuesta, se puso en pie, cogió su sombrero de ancha ala negro, y camino hacia la salida, donde tomo su abrigo y cubrió su regordete cuerpo con él. Su rostro redondo y lleno de arrugas le hacía parecer una extraña mezcla entre un bebe y una pasa vieja. Su semblante era serio, sus ojillos de un marrón claro lanzaban destellos de determinación.

—Espero que puedas hacerla cambiar de actitud, Andrew —se acomodó el sombrero—. Me encantaría poder ayudarte, pero tu hermana no busca ayuda, está buscando autodestruirse. Sé que sería una lástima decretarla como peligrosa para la sociedad y confinarla en este lugar. Debes entender que todas las decisiones que tomamos, es por el bien de la Nación de Superhéroes. Cuídate.

Cogió el pomo de la puerta y la abrió, sin más abandono el despacho en un tenue y desalentador silencio. Andrew permaneció inmóvil, sus ojos se fijaron en la lámpara del que proveía una tenue luz amarillenta. Era tal la oscuridad que reinaba en el lugar, que Stan desaparecía en ella sin proponérselo.

—¡Maldición! —gritó Andrew descargando un potente golpe contra el escritorio.

Se puso en pie y camino rumbo a la puerta. Por un momento se imaginó que Stan movía una mano, como si intentara detenerlo, aunque tal vez solo fueran alucinaciones suyas, porque muy pronto se encontró abriendo la puerta y abandonando el despacho.

Andrew se deslizaba en silencio por los pasillos del Santuario del Aprendizaje. Su semblante era triste, su tono de piel se había tornado tan blanco como su cabello. Su andar era lento, silencioso, era como si sus pies no tocaran el suelo, en combinación con su semblante, parecía ser un fantasma triste y solitario.

Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)Where stories live. Discover now