Los verdes ojos de la pelirroja se abrieron despacio. Una intensa luz entraba desde su espalda iluminando la habitación. Se vio obligada a cerrar los ojos, quería continuar durmiendo, hacía solo cuestión de horas que habían descubierto el plan real de Abayomi.
Sintiendo como le recorría un escalofrío por su espina dorsal al recordar el tratamiento que le daba Kenta al joven Abayomi, estiró la mano buscando algo, al no encontrar nada, pronto se vio alarmada, sin importarle que estaba desnuda, se sentó con rapidez en la cama, giro el rostro hacia su lado derecho, la intensa luz que entraba por la pared de cristal le obligó a cerrar los ojos.
Pasados unos segundo logro entreabrirlos, justo para ver como una silueta se recortaba a contra luz. Buscando acostumbrar su vista, la pelirroja levanto una de sus manos y se masajeo ambos parpados.
Los abrió despacio, y ahora le resulto sencillo ver aquella silueta que no se trataba de nadie más que un inmóvil Oliver. Solo vestía el pantalón del pijama.
Curiosa y un poco preocupada, Janet retiro las mantas que cubrían su cuerpo, se deslizo por la cama, descendió y se acercó cautelosa, no quería interrumpir nada importante.
Al percatarse que Oliver no parecía estar haciendo ningún ritual de meditación, sino que solo estaba viendo hacia el infinito, se olvidó de ser cautelosa, y se acercó ya un poco más alarmada.
Buscando hacerle sentir su presencia, su calor, su amor, la pelirroja se posiciono en la espalda de su amado, estiró ambas manos y con ellas rodeó el abdomen tonificado de Hojaverde, el cual apenas si se inmuto un poco.
—Sé que estás preocupado. Yo también lo estoy, pero estoy completamente segura de que conseguiremos detener los planes de Abayomi —susurró cerca de su oído, a la vez que abría sus fosas nasales para llenarse con la fragancia natural que producía el cuerpo de su amante, algo con lo que deseaba recordarlo para siempre.
—No estoy preocupado por lo que pueda suceder en la Isla de Pascua —exclamó de pronto Oliver con un tono pausado y monótono, como si su cuerpo no tuviera vida y solo fuera un cascaron usado por algo superior a él—. Estoy plenamente convencido que todos haremos lo imposible para evitar que Abayomi cumpla su objetivo —aquel susurro melancólico no le estaba gustando a la pelirroja—. Lo que en verdad me preocupa, es que él quiere traerlo. Lo estuve pensando desde que abandonamos al Arquero, y ya no me queda la menor duda, Abayomi está buscando traerlo.
—¿A quién? —interrogó con la confusión dibujada en su rostro. Abayomi en ningún momento menciono de qué se trataba aquel ritual, pero de lo que si parecía estar muy seguro, era que con ello traería la paz. Jamás menciono la intervención de alguien o algo más.
—Por más que lo intento, no me es posible recordar su nombre —agregó y una vez más se vio trasportado a aquella noche fría en el museo de Ciudad Miller, justo en la conversación que Morihei sostenía con su aparente amigo Kenta—. Pero es alguien muy peligroso. Según mi maestro, este sujeto causo muchos problemas y desastres en la antigüedad. Pero gracias al sacrificio de los Tres Maestros del Mantra, fueron capaces de encerrar a este terrible sujeto.
—¿Cómo puedes estar tan seguro que Abayomi intentara hacer lo mismo que Kenta? —preguntó ya con un despertado interés por comprender todo lo que había tenido que vivir su amado.
—¿Acaso no puedes verlo? —Soltó al mismo tiempo que suspiraba, al instante comprendió lo estúpido que se habían escuchado sus palabras—. Lo siento. No debí decir eso.
—No te preocupes —le consoló, a decir verdad faltaría más cosas para que realmente le hiciera enojar. Le apretó un poco más su agarre para que entendiera que podía continuar.
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Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)
AdventureCrónicas de un Inesperado Héroe narra el nacimiento, ascenso y trascurso de varias personas que jamás se imaginaron llegar tan lejos en la vida. La saga se conforma de los siguientes títulos: "Tormenta de Héroes", "Choque de Maestros", "Sueño de Hér...