26. LO QUE SIEMPRE SE BUSCA

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—¡Oliver! —el gritó se adentró en sus oídos con tal fuerza que le obligo a levantarse de un brinco, no recordaba el que se encontraba en un lecho no muy espacioso, por lo que pronto deslumbro como el suelo ascendía a su encuentro, sabiendo lo que le esperaba es que termino por cerrar los ojos al tiempo que apretó los dientes, sus precauciones dieron resultado cuando los latigazos de dolor se extendieron por sus piernas—. Lo siento.

—¿Qué sucede? —interrogó con molestia por aquella actitud de la inteligencia artificial. En uno de sus costados era donde el dolor no parecía querer marcharse, siendo así, puso una mano allí donde apretó un poco, con ayuda de eso fue que consiguió ponerse en pie, aunque eso supusiera sentir como todos sus músculos protestaban.

—Andrew solicita tu presencia urgentemente —las palabras electrónicas que escaparon por toda su habitación le hicieron recordar que se había enfadado con una inteligencia artificial, quien posiblemente ni siquiera comprendiera que significaba el dolor humano. Con ello en mente, fue que su enojo fue en descendencia.

Sabiendo que Andrew en raras ocasiones llamaba a la gente con urgencia, fue que entendió que no podía perder mucho tiempo, siendo así, se apresuró a despojarse de su pijama a la vez que se vistió con lo primero que encontró y considero era presentable.

En cuanto acabo de amarrar los cordones de sus zapatillas deportivas, se puso en pie y se apresuró a abrir la puerta, el pasillo se encontraba tenuemente iluminado, además de que por allí no caminaba ni una sola alma. Chasqueó la lengua, ya no era un niño al que le daba miedo que no hubiera tanta luz, con aquello fue capaz de salir de su habitación y adentrarse en aquellos pasillos solitarios.

Lo único que rompía con la monotonía que reinaba sobre el Santuario del Aprendizaje eran sus pisadas. Le era muy complicado el entender como un lugar tan vivo, con tantas personas y voces, a tan altas horas de la noche podría volverse tan silencioso, además de sentirse tan solitario. Aquel descubrimiento acabo por erizarle los vellos de la nuca. Todo aquello le resultaba muy extraño, aunque también lo hacía sentirse solo, como si hubiera sido abandonado por todos aquellos a los cuales consideraba eran sus compañeros.

Agradeció a los dioses cuando entro al despacho. Se acercó con paso rápido al mueble lleno de libros, introdujo su anillo e hizo que se movieran. Estiró la mano apretando un botón. Su pie subía y bajaba, impaciente porque no entendía lo que estaba sucediendo o lo que iba a suceder. Las puertas del ascensor se abrieron, entró, se giró y esperó paciente a que todo se cerrara.

—¡Espera! —sin saber porque, sus manos se movieron con una gran velocidad evitando que las puertas del ascensor se cerraran, debido a ello solo le fue posible ver como una melena pelirroja se agitaba al correr y entraba con aquella velocidad propia de un felino—. Gracias —murmuró jadeante.

—¿Tú...? —las puertas protestaron por aquella fuerza que no permitía que se cerraran, así que deseando no acabar con manos aplastas se apresuró a apartarlas dejando que las puertas se cerraran. No entendía nada de lo que estaba ocurriendo ni cómo es que acabo en el mismo ascensor que su ex-pareja, ellos dos solos a tan altas horas de la noche, con todo ello en su mente es que dio inició al descenso.

Buscando que aquella reunión no resultara tan incómoda fue que acabo cruzándose de brazos, recargo su espalda contra aquel duro metal, evitando en todo momento hacer contacto visual con la pelirroja. Debido al silencio de ambos, sus respiraciones era lo único que se podía apreciar en aquel lugar, al mismo tiempo de cómo iba ascendiendo la tensión en aquel pequeño lugar, resultando todo lo que no deseaba, una situación muy incómoda...

Hasta que las puertas se abrieron. Agradecido, Oliver salió y se deslizo con rapidez. Sentado a la mesa les esperaba un serio Andrew, al ver aquel semblante comprendió que nada bueno podría salir de aquella situación.

Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)Where stories live. Discover now