Sus ojos se abrieron despacio. Por más que buscaba conciliar el sueño, este parecía alejarse con mayor rapidez. Aquello le hizo comprender que no lograría conciliar el sueño hasta que todo hubiera terminado.
Era la primera vez que tenía aquel sentimiento. En el pasado, solo se limitaba a vestirse y salir a patrullar las calles. Ahora, tenía compañía y un plan a seguir. Por momentos se sentía incómodo, como si no tuviera la libertad de actuar cuando fuera necesario. Al mismo tiempo que un cierto temor comenzó a apoderarse de su cuerpo. ‹‹¿Y si fallaba en su deber?››, esa era la pregunta que más veces se había hecho al terminar la reunión.
Temía ser él el causante de que todo acabara mal. Mientras esos pensamientos se iban apoderando de su mente dejo escapar un poco de aire, apartó las mantas que pretendían protegerlo del frío, giró sin ningún problema sentándose a la orilla de la cama. Solo tuvo que pensarlo por algunos segundos, para darse cuenta que lo que más necesitaba en aquel momento, era confianza, distraer su mente, alejarla de todas las preocupaciones que comenzaban a rondar por sus alrededores.
Actuando como si un chip hubiera sido encendido, se puso en pie, se dirigió hasta el cuarto de baño donde tomó una rápida ducha. Al salir, se vistió de manera sencilla. Sin nada que pudiera retenerlo en aquella habitación, salió y comenzó a caminar por los diversos pasillos del Santuario del Aprendizaje.
Sus pasos lo dirigieron a un solo lugar, al encontrarse de frente, no dudo ni un poco, entró al despacho y se acercó al ordenador, su mano se dirigía a encenderla, hasta que de pronto su reciente anillo lanzo un pequeño fulgor al ser alcanzado por la poca luz que escapaba de las lámparas. Justo en ese momento recordó las palabras de Deus. Y en un intento por poner a prueba lo dicho por el héroe, se acercó al estantero de madera.
Rebusco por la madera un indicio donde hubiera un hueco redondo. Para su desgracia no lo encontró. Era extraño. Y entonces una idea surgió en su mente. Se acercó a los diferentes ejemplares y, comenzó a analizarlos más de cerca. Se detuvo en uno encuadernado en piel negra, si se ponía especial atención, se podía ver que en la gruesa pasta se deslumbraba un pequeño hueco redondo.
Apretó de manera automática su puño derecho. No sabía si estaba haciendo lo correcto. Lamentablemente, no era de las personas que se quedaban con las dudas, sino al contrario, buscaba la manera de saciar su curiosidad, algo que no siempre lo guío por el camino más seguro. Acercó un tembloroso puño, el anillo se incrusto a la perfección en el hueco del libro. Por un momento, sintió que el anillo era absorbido por el hueco, pero la sensación duro solo unos segundos. Todo se mantuvo en silencio. El mueble no se movía, nada extraordinario estaba sucediendo.
Por un momento pensó que su anillo debería estar averiado de tanto haberlo estado analizando la noche anterior. Intento retirar el puño, encontrándose con la sorpresa de que le fue imposible hacerlo, era como si el anillo se hubiera pegado al libro. Sin alarmarse dio un nuevo tirón, y lo único que provoco fue que se le marcara aún más el anillo en su dedo.
Apretando los dientes y sin saber que rayos estaba ocurriendo, giro el puño hacia el lado derecho, de pronto, el anillo quedo liberado, al tiempo que el mueble comenzó a moverse. Y solo tardo unos segundos en entender lo que estaba sucediendo. Miró el anillo en su dedo, entendiendo que este funcionaba como una clase de llave, y como esas, necesitaba un movimiento para abrir las puertas.
Satisfecho por su recién descubrimiento, entro al ascensor y el descenso comenzó. En ese breve periodo de tiempo, todas las dudas volvieron como invitados no deseados. Las había alejado por varios minutos, pero el solo estar en silencio le provocaba arcadas.
En cuanto las puertas se abrieron, Oliver salió con un andar rápido. Se detuvo ante la puerta de la Sala de Simulación. Solo hizo falta echar una rápida mirada para percatarse del hueco redondo. Sabiendo su funcionamiento, alzó el puño, lo acercó al hueco y el anillo se incrusto, giro hacia la derecha y la puerta se abrió.
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Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)
AbenteuerCrónicas de un Inesperado Héroe narra el nacimiento, ascenso y trascurso de varias personas que jamás se imaginaron llegar tan lejos en la vida. La saga se conforma de los siguientes títulos: "Tormenta de Héroes", "Choque de Maestros", "Sueño de Hér...