Un amor diferente

Ladrón de sonrisas.

-¿pasa algo? -le pregunté un tanto preocupado, Alan llevaba sin hablarme durante toda la mañana.

-no, ¿por?

-no es nada... -decidí no insistir ya que podría ser molesto para él. Creo que tengo miedo de cometer algún error con él y se aleje.

-¿estas seguro?

-sí -asentí sonriendo y desordenó mi cabello.

Adoro que haga eso.

-¿sabes? A veces pienso que nadie me conoce, sino que conocen todo lo que se dice de mi. Nadie se ha dado el tiempo de escuchar lo que digo. -habló mirando su cuaderno.

-hey~ yo si te escucho. -intenté animarlo.

-lo sé -sonrió -pero tu eres diferente.

Sonreí y Apoyé mis brazos sobre la mesa para luego ocuparlos como almohada. -tu eres diferente. Piensas mucho las cosas, siempre tienes una respuesta inteligente. Me gustaría ser como tu.

El sonrió y volvió a desordenar mi cabello. -deja de hacer eso.

-¿hacer qué? -lo miré confundido.

-hacerme sonreír.

-no. ¿por qué debería dejar de hacerlo? ¡sonreir es bueno, don gruñón! -reí despacio.

-claro que es bueno, si nace por mi. ¿Pero que pasa si sólo sonrío por ti? luego no podré hacerlo por mi cuenta si te vas.

-pues no pienso irme. -jugué con su cabello ya que había puesto su cabeza sobre la mesa. -no quiero hacerlo. ¿sabes cuanto me costó tomar confianza contigo, señor cerrado? -reí. -no te libraras de mi tan fácilmente.

Alan sonreía en todo momento. -sin duda eres un ladrón de sonrisas.

-me gusta así. -sonreí y bese su mejilla. -¡hey, ya volviste a sonreír!