Tu guardiana (Free y tu)

Como te conocí

Valt Aoi

-Y es por eso que se nos hace raro que Kitsune no hable- termine de relatar.

-Ya veo, aunque si es algo confuso todavía- dijo Kuza.

-Es sencillo. Kitsune puede comunicarse con su energía- dijo Rantaro.

-Pero no esta liberando nada de energía- respondió Ken mirando a Kitsune algo preocupado -eso es lo que nos preocupa.

-No deben preocuparse. Muy probablemente esté así porque si blader no esta capacitada para usarla- dijo ____, que estaba sentada en la camilla de la enfermería con Free a un lado abrazándola.

-Pero... ¿y si nunca vuelve a hablar?- preguntó Ken con los ojos vidriosos -¿y si su energía desapareció?

-No pienses lo peor, Ken- le regañó Free.

-Yo... creo que necesito descansar- dijo Ken levantándose y encaminándose a los pasillos para ir a su cuarto.

-Pobrecito- dijo Honey al borde de las lágrimas.

-Debe ser muy importante para el- dijo esta vez Chris con una mirada triste.

-Lo es. Ellos... eran novios en Japón.

-¿En serio?- preguntaron todos.

-Si. Desde hace un año, aproximadamente. Cuando conocimos a Ken ellos se enamoraron y se dieron cuenta un tiempo después- dijo Rantaro -aunque Shuna lo conoció un día antes que nosotros.

-Suena muy lindo- habló Anch, que acababa de llegar con la merienda -traje algo para que comieran, en especial ____ para que se recupere de los golpes.

-Gracias, Anch- dijo ____ tomando un bocadillo de la bandeja.

Ken Midori

Me recoste en mi cama y mire hacia la ventana para luego cerrar los ojos, tratando de conciliar el sueño.

Después de un rato logre dormirme.

Estaba caminando por la acera del parque, mirando a los pájaros volar cuando alguien chocó conmigo.

Estuve a punto de caer pero logré mantenerme en pie. La chica si se cayó.

-Perdón ¿estas bien?- le pregunté con Besu. Ella no contestó. En su lugar, lanzó un pequeño sollozo -perdón si te lastimé- le dije esa vez con mi propia voz.

La chica albina levantó la mirada. La mitad derecha de su rostro estaba cubierta de cabello. El ojo que estaba a la vista estaba morado y sangraba de la boca.

Me iba a agachar cuando escuche gritos de unos chicos.

-TE DIJIMOS QUE NO ESCAPARÍAS, FENÓMENO!!!- comenzaron a lanzarle piedras mientras ella lloraba y sollozaba cubriéndose con sus brazos.

Me interpuse recibiendo una piedra en la frente. No me importo.

-DEJENLA EN PAZ!!!- mi cara se puso algo sombría y me les acerqué a los chicos. Ellos, asustados, salieron corriendo. Toqué mi frente y mis dedos se mancharon de rojo por la pequeña herida, pero la albina estaba peor que yo.

Me agache y revisé sus brazos. Se veía muy lastimada. La ayude a levantarse con cuidado y la llevé a mi casa. Ella parecía muy asustada.

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-MAMÁ!!! YA LLEGUÉ!!!- grité dejando mis cosas en el suelo. Mi mamá se asomó desde la cocina y vio a la albina, que estaba en mi espalda.

-¿Quién es ella?- se acercó rápidamente -esta herida.

-No me dijo su nombre, pero la apedrearon.

-Y tu la defendiste- me dijo sonriente pasando un dedo por la herida de mi frente. Asentí algo sonrojado -traeré el botiquín- dejó a la chica recostada en el sillón y fue al baño por el botiquín de primeros auxilios.

Me le quedé viendo a la chica. Se había desmayado cuando la traía para acá.

Aparté el cabello de su ojo y dejó al descubierto una cicatriz brillante en su ojo. Me pregunto si será muda y por eso no me dijo su nombre.

Comenzó a abrir los ojos y me vio. En cuanto reaccionó se incorporó de golpe, pero hizo una mueca de dolor y se sujetó en abdomen lanzando un gemido.

-Tranquila. Estas a salvo. No te muevas tanto o te lastimarás- la chica me miró y se recostó de nuevo. Un hilillo de sangre volvió a brotar de su boca y la limpié con mi manga.

Mi mamá llegó con el botiquín y la albina se tensó un poco. Mamá le puso desinfectante en los brazos haciendo que ella se quejara y luego le vendó los brazos. Le puso un ungüento en el ojo y le dio una pastilla para el dolor.

-Eso bastara por ahora...

-Sh... Shuna- nos sorprendimos al escucharla hablar. Su voz era tímida y suave, pero muy dulce.

-Bueno. Un gusto conocerte, Shuna. Mi nombre es Ken- le dije con una sonrisa. Shuna se sonrojó un poco y yo igual.

-Debo ir a casa. Mi hermano debe estarme buscando como loco- se incorporó lentamente y se levantó del sillón. Yo la sujeté del brazo, causándole un sonrojo.

-Yo te llevaré- le dije igual de sonrojado que ella. Mamá sonrió y nos abrió la puerta para que saliéramos. Mientras caminábamos...

-Ken...

-¿Si?

-Gracias por ayudarme- me miró. Su ojos rojo lanzó un destello dorado y el cabello de su rostro desprendió brillos plateados.

-No hay de que- cerré mis ojos sonriente y sonrojado mientras hacia que Keru le mordiera suavemente la mejilla. Ella río suavemente.

Abrí los ojos. Me di cuenta de que unas cuantas lágrimas brotaban de ellos ante ese recuerdo. Sonreí un poco y me sequé la cara con mi manga.

La luz de la luna entraba por la ventana. La miraba atento cuando...

Todo se arreglará

Era una voz casi imperceptible en el aire, pero la reconocí. Miré hacia atrás para encontrarme con Snow Kitsune en mi buró. Lanzó un pequeño destello celeste de su ojo y luego volvió a callarse.

La tomé y la apegue a mi corazón para volver a dormir con ella en mis manos.