Recuerdos

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Free de la Hoya

-Aaahh- suspire pesadamente mientras me dejaba caer en la cama de ____, debido a que las intercambiamos.

-Esta vez no me separaré para nada de ti, Free.

-Aja, como digas- me acurruque debajo de las cobijas de la cama listo para dormir.

-No me digas que lo primero que harás después de volver será dormir.

-¿Qué comes que adivinas?

-Ah no- me retiro las cobijas -camisa fuera. Te tengo que medicar primero- rodee los ojos y me quite la camisa para acostarme después. ____ se me acercó con el ungüento en manos y me los puso. Se detuvo y la miré. Estaba sonrojada.

-¿Qué pasa?- negó con la cabeza y se me quedo viendo al torso.

-Es que... te ejercitas- con un dedo me pico el estómago. Yo me reí y me incorporé.

-Obvio que me ejercito. Así me hago más fuerte- le dije acercando mi rostro al suyo con la intención de provocarla.

-Tsk- retrocedió un poco y me reí por su reacción -no te rías.

-Es que te ves muy tierna- la abracé y ella se ruborizó. Sonreí por su acción nerviosa. Luego correspondió.

-Free. No te voy a alejar de mi. Estarás conmigo en todo momento, por lo que sea. El hecho de que Blood Eye haya atacado durante la noche, mientras estabas acompañado y de una forma demasiado directa me hace pensar que es capaz de todo...

-Saca eso de tu mente un segundo. Descansa- le dije al oído.

-Ahh. Bien- se separó un poco de mi y me puse mi camisa de nuevo. Me tapé de nuevo y me dormí.

____ Kishinuma

Free se durmió y yo me le quedé viendo. Luego miré mi mano. La cicatriz circular brillaba de ambos lados de la mano. Esta tampoco la olvidaré.

Me senté en la cama de Free y lo miré de nuevo. Mi vista se posó en sus labios. Mire hacia la puerta nerviosa por si alguien venía. Al comprobar que el camino estaba libre le di un beso rápido a Free y me dirigí a mi propia cama para dormir.

Cerré los ojos y me dormí rápidamente. Los recuerdos llegaron a mi mente.

-Tía Mio... por favor... no más- estaba en el suelo. Un collar de perro me sujetaba a una cadena que jalaba mi tía.

-No tienes derecho a opinar así que callate, enana- dio una ultima bocanada a su cigarro y se me acercó. Aplastó la punta en mi espalda hasta apagarlo. Dejó una quemadura circular en la parte alta de mi espalda del lado derecho. 5 de octubre de 2013 a las 3:49 p.m. La recuerdo muy bien.

Otro recuerdo.

Estaba corriendo. Parecía agitada. El suelo estaba lleno de nieve.

-VUELVE ACA, ESTUPIDA NIÑA!!!- la voz de mi tía sonaba distante mientras me perseguía. Apresuré el paso, pero no fue suficiente. Mi tía me alcanzó y me hirió con el cuchillo que tenia en la mano. 16 de diciembre de 2013 a la 1:08 p.m. Dejó un corte horizontal en mi espalda baja.

El recuerdo cambió de nuevo.

Esta vez estaba colgada del techo. Un par de cadenas me sujetaban los tobillos y yo lloraba. Mi tía me miraba malévola. 11:51 p.m. del 30 de abril de 2014. Un par de anillos leves rodean mis tobillos desde ese día.

Cambió de nuevo.

Este es más reciente. Estábamos bajando de un avión privado. Yo le di un puñetazo a mi tía, recordando mis habilidades en artes marciales. Corrí hacia la reja del aeropuerto y la salté. Corrí lo más rápido que pude. Una bala me atravesó el vientre, pero no me inmute y seguí corriendo.

En mi huida, llegué a algún tipo de fuerte de madera. En lo alto de un arco del mismo material se podía ver un lobo con dos espadas rojas cruzandolo.

-AYUDA!!! ABRAN LA PUERTA, POR FAVOR!!!- golpeaba la puerta desesperadamente tratando de que abrieran, pero nada. Seguí así hasta que una cuerda me lazó del vientre y me jaló. Mi tía. Lloraba y ya casi llegaba a las garras de mi tía cuando la cuerda se rompió.

Un chico de cabello trenzado y café claro aterrizó entre mi tía y yo. Comenzó a pelear con los hombres de mi tía.

Ya había vencido a casi todos menos a dos. Mientras atacaba a uno de ellos, otro lo agarró del cabello y lo estrelló contra la pared. Iba a matarlo ya que lo estaba ahorcando. Reaccioné. Salté sobre el hombre y abracé su cuello con mis piernas para tirarlo al suelo. La furia me invadía. Me lancé sobre el otro hombre que me disparo de nuevo. No me inmute.

Salté y le di una patada en el aire, haciéndolo caer. Todos los hombres salieron corriendo seguidos por mi tía.

Miré al chico. Sus compañeros habían llegado a ayudarlo y todos me veían sorprendidos.

Me di vuelta pero al girar mi torso, un chorro de sangre salió casi disparada del lado derecho de mi pecho. Vomité más sangre y caí al suelo. Lo último que vi ese día fue que todos se me arremolinaban alrededor para ayudarme. Terminé con dos cicatrices de bala. Una en el torso y la otra en el pecho, además de una marca que demostraba cuando mi tía me atrapó con la cuerda. 5:00 p.m. del 1 de enero de 2016. El día en que llegué al SB Ríos.

Tu guardiana (Free y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora