¿Asi que Lucinda?

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 Lucinda... ¿Era?... Si. Era la chica linda. Mi mala suerte empeoraba.

No me malinterpreten, no la odiaba, es solo que... Les contaré.

Todo sucedió allá, en Sídney. Pasó hace unos años pero duele como si hubiera sucedido ayer.

Amberly y yo éramos mejores amigos. Aunque yo sentía algo por ella nunca me atreví a confesárselo.

Un día ella me contó que se estaba enamorando de mi. Recuerdo que estaba más que feliz. A partir de ese día comenzamos a salir.

Todo era muy lindo, tal como en las películas

El tiempo pasó y ya faltaban solo días para cumplir un año juntos, como pareja.

Venía planeando una cena más que especial para ella. Y recuerdo el día en que todo se desmoronó.

Era sábado, para ser más precisos, 4 de octubre.

Me desperté y decidí desayunar algo. Al bajar las escaleras ví dos hojas de papel sobre la mesa.

Al llegar hacia la mesa pude ver que era, efectivamente, una hoja. También había un sobre.

Decidí leer primero la hoja.

Matty;

Soy mami, estoy en mi clase de yoga. Volveré en la tarde.

Te amo. XOXO

PD: Ese sobre que esta al lado de mi notita escrita con mucho amor estaba en el buzón. Tiene tu nombre.

¿Un sobre? ¿Para mí?

Tomé rápidamente el sobre y lo abrí.

Matty: -Solo habían dos personas que me decían así; mi madre y...-

Hola, soy yo. Haré esto rápido. Debo dejar el país. Es un tema personal, no es culpa tuya. Creo que... es hora de dejar de ser nosotros y volver a ser Matt y Amberly.

Si el destino quiere que sea nos volverá a juntar.

Nunca te olvidaré.

Te quiere, Am ❤.

Me había dejado, por una carta.

Por eso no quería acercarme con Lucinda; porque es esa clase de chicas que enamoran con una sonrisa o mirada. Que son agradables con todos, no por ser hipócritas, sino por su forma de ser. Esa clase de chicas que... Son como Amberly.

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-Creo que seremos compañeros.- Dijo ella, en uno de los pasillos de la escuela.

Pude verla más de cerca. Sus ojos eran cafés, su pelo era castaño,  y su olor a perfume se sentía a kilómetros y kilómetros de distancia, pero era un aroma agradable.

-Sí, creo que sí. Soy Matthew. Todos me dicen Matt.

Sonrió. Y yo tenía razón. Era una sonrisa perfecta.

-Soy Lucinda. Lucy. Toma, mi numero, te avisaré por ahí cuando haremos el trabajo, ¿sí?- Me miró y se fue.

Lo único que pido es no volver a ser lastimado. No de nuevo.

Este no es otro clicheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora