Parallel encounters -Sterek-

Dos.

Tres horas después, y las secciones de susto ya estaban cerrándose.
Todos los asustadores estaban saliendo del vestíbulo, cansados de su jornada laboral.

– ¡Buen trabajo el de hoy! – felicitaba Deaton cada vez que un asustador pasaba junto a él –. Espero sigan así por el resto de la semana.

– Ojalá, porque ya es bastante difícil asustar a los humanos – opinó Peter, un hombre lobo, y único tío de Derek.

Ante la voz, Derek miró en dirección a su tío, habiendo estado tan ocupado que ni cuenta se había dado de que su tío estaba allí también, asustando.
Sabía que Peter era asustador, pero casi nunca se veían por ahí. Era raro que coincidieran.

– Yo no veo que Derek tenga problema con los sustos – atacó Deaton, luego señalando al nombrado, quien se encontraba sentado sobre una mesa en su sección –. ¿No es así, Derek?

Éste último se encogió de hombros.

– Derek nunca va a tener problemas con los sustos – defendió Isaac, metiéndose en la conversación sin tener de otra, aunque en realidad estaba bastante ocupado en desactivar el código de las puertas.

Peter no respondió, tan sólo rodó los ojos. No le gustaba para nada que a su sobrino siempre lo tacharan de hombre perfecto, y que por su culpa, Peter no recibiera los créditos que se merecía. Le tenía envidia, no iba a negarlo, y también lo detestaba.

– Ya oíste, tío – Derek cruzó los brazos sobre su pecho –. Quizá ya es momento de que te retires.

– Un Hale nunca se retira – sentenció Peter, lanzándole una mirada de molestia a su sobrino –. Y menos cuando se trata de hacer sufrir a los humanos.

Isaac ignoró su labor para pasar su atención a los dos hombres; que a pesar de estar separados casi por dos secciones, no dejaban de mirarse con gestos de desagrado.

Si sus ojos fueran armas, ya se habrían matado.

– Oye, Derek – interrumpió el de rizos, obligando al nombrado a dejar de mirar a su tío para centrarse en el beta –. ¿Recuerdas que hoy debo irme temprano? Tengo una cita.

– Cierto, lo olvidaba – Derek se bajó de la mesa, y se acomodó la ropa, sintiendo que la mirada de su tío seguía encima de él –. La jornada se acabó, ¿Qué están esperando? – preguntó enseguida, dirigiéndose a la salida, y viendo a Deaton.

– Yo siempre espero a que todos se vayan, me gusta asegurarme de que no dejaron ninguna puerta por allí – respondió Deaton, echándole una mirada fugaz al vestíbulo antes de empezar a caminar fuera de éste –. Tenemos que tener cuidado; si un humano llega a entrar aquí...quién sabe qué sería de nosotros con esos asesinos.

Derek suspiró y se echó a andar junto al jefe.

– Es extraño que hables así de los humanos cuando tú creciste con ellos – dijo el azabache, y Deaton se rió sin gracia.

– Ojalá nunca hubiera conocido a la humanidad...es horrible; caos, violencia, el mundo se está acabando por su propia culpa – el moreno sintió escalofríos de sólo acordarse –. Los humanos son más monstruos que ustedes.

– Concuerdo con eso – apoyó Peter, quien caminaba detrás de su sobrino, escuchando la conversación –. Los humanos son los monstruos, no nosotros.

Derek no dijo nada al respecto.

– Esos malditos...mataría con mis propias garras a cada humano existente – añadió Peter, gruñendo bajo y concluyendo su opinión al adelantar sus pasos e irse en otra dirección.