Diez.

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Una ola de dolor inundó la mejilla izquierda de Stiles luego de recibir un fuerte puñetazo por parte de Peter.
El golpe había sido tan violento, que hasta la mandíbula se le entumió un rato.

– Esto será divertido – expresó el lobo, tan concentrado en su labor.

Ésta vez, no empuñó la mano, sino que, aprovechó el hecho de poseer sus garras listas para atacar. Pero antes de que Peter hiciera algún movimiento, el sonido de un gran portazo hizo que retrocediera y mirara hacia la puerta del sótano.

Allí, Derek se encontraba de pie sobre la puerta que él mismo había tirado de una patada. Detrás de él estaba Isaac, con una cara de confusión absoluta.

– ¡Suéltalo! – gruñó Derek, empezando a caminar hacia donde se encontraba su tío, el cual alzó una mano para indicar que se detuviera.

– ¡Estás cometiendo un gran error al ayudar a éste humano! – gritó Peter –. ¡Nuestro objetivo en la vida es matarlos, no hospedarlos!

– ¿Verdad? Yo le dije lo mismo – habló Isaac, aclarándose la garganta al ver cómo Derek volteaba a mirarlo con molestia.

– ¡Debemos acabar con él! – insistió Peter, apuntando a Stiles –. ¡Es un peligro para todos en ésta ciudad!

– ¡No lo escuches! – interrumpió el castaño, empezando a balbucear cuando Peter le tapó la boca con una mano.

– Él no es una amenaza – aseguró Derek, sintiendo una presión en el pecho al ver cómo Stiles luchaba por defenderse –. Déjalo ir...yo me haré cargo de él.

– ¿Qué? ¿Lo vas a adoptar? – bramó Peter, frunciendo el ceño –. ¿Que acaso no lo entiendes? ¡Él no debe estar aquí! ¡Nunca debió entrar!

De pronto, Peter soltó un quejido adolorido, pues Stiles le había mordido la palma de la mano.

– ¡Él fue el que me trajo aquí! – alcanzó a decir el humano, y enseguida recibió un golpe por parte de Peter.

El lobo nunca debió hacer eso.

Las palabras de Stiles, más la acción de Peter y todas esas emociones que Derek sentía, se sumaron hasta hacer que se enfureciera, tanto así que su lado animal no tardó en hacerse presente.

Los ojos de Derek se tornaron de aquel intenso rojo que tanto causaba terror. Y sus orejas se volvieron puntiagudas, al igual que sus caninos. Su humanidad se le escapó de las manos, y no supo ni en qué momento fue cuando se lanzó sobre Peter para comenzar a golpearlo sin parar.

– ¡Derek! ¡Derek, detente! – intervino Isaac, tomando a su alfa de los hombros en un intento por quitárselo de encima a Peter, quien yacía tirado sobre el suelo, tratando de cubrirse de los golpes que su sobrino le lanzaba al azar –. ¡Derek! – sus intentos eran inútiles.

El azabache estaba tan cegado por la ira, que no era capaz de sentir cómo la sangre de su tío escurría sus propios nudillos cansados ya de tanto golpear.

Iba a matar a Peter si no se detenía de una buena vez.

– ¡Derek! – fue hasta ese instante cuando el alfa logró escuchar la voz de Stiles llamándolo con desesperación –. ¡Para ya! ¡Vas a matarlo!

Y como si eso fuera suficiente, Derek se detuvo.

Se miró las manos ensangrentadas, y luego se levantó. Estaba perdido, se le notaba en esos ojos que cada vez se iban volviendo verdes. No dijo nada, sólo se quedó quieto, pasando su atención a Peter, viendo cómo éste se arrastraba por el suelo queriendo levantarse.

Parallel encounters -Sterek-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora