Trece.

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¿Qué estaba ocurriendo? ¿No se suponía que Derek iba a despedazar a Stiles? ¿Entonces por qué lo estaba besando?

O mejor dicho, ¿Por qué Stiles lo estaba disfrutando tanto?

El humano dejó escapar un jadeo en cuanto Derek paró de besarlo. Fue hasta entonces que Stiles se dio cuenta de que había cerrado los ojos durante aquel beso tan repentino y bueno.

– ¿Qué ha sido eso? – susurró el castaño, sintiendo el aliento de Derek sobre sus labios –. Derek...

El lobo no contestó, estaba demasiado concentrado en observar las pupilas dilatadas de Stiles, cosa que le gustaba bastante, tanto que lo hacía gruñir.

Stiles, confundido por lo que pasaba, puso sus manos sobre el pecho de Derek, como si en verdad quisiera alejarlo cuando en realidad lo único que quería era tocar al azabache.

– No vas a poder huir, ¿Cuántas veces te lo voy a tener que repetir? – dijo Derek, jadeando de gusto al sentir cómo Stiles movía sus manos sobre su pecho.

– Creo que ya lo tengo claro – respondió Stiles, y Derek se lamió los labios –. No me vas a dejar ir de aquí...

El alfa negó.

– ¿Y entonces qué harás conmigo? –  la respuesta era obvia.

El ambiente se sentía tan tenso que sus respiraciones estaban entrecortadas, muy pesadas. El calor de sus cuerpos era más intenso que nunca y eso también podían sentirlo hasta los huesos.

– Sabes perfectamente lo que voy a hacer – contestó el lobo, teniendo la voz más ronca de lo normal –. Y sabes que no voy a poder controlarlo.

Stiles gimió cuando las manos de Derek lo tomaron de la cadera con fuerza.

– Creo que el lobo sólo sabe hablar...– retó el humano, y de pronto, un movimiento brusco lo obligó a darse la vuelta y quedar con el pecho contra la pared –. Vaya...¿Eso es todo lo que tienes?

– No – gruñó Derek tras la oreja izquierda de Stiles, el cual se estremeció.

El pecho de Derek estaba pegado contra la espalda de Stiles, y sus manos seguían aferradas a las caderas del castaño, al cual le olfateaba la nuca y de vez en cuando pasaba su lengua por la misma zona.
La piel blanca del humano se erizaba ante la cálida sensación que causaba el aliento de Derek contra su nuca. Era un gesto común, que a veces podía considerarse incómodo, pero en ese momento era lo mejor del mundo.

El cuerpo de Stiles empezaba a temblar, sabiendo qué era lo que se aproximaba.

– Cuando Isaac dijo que yo te iba a devorar...– susurró Derek, y entonces, comenzó a mover sus manos lentamente, metiéndolas bajo la camiseta del castaño, tocando su piel caliente –. No lo dijo tan literal.

Stiles ahogó un gemido.

La sensación fría que le causaban las garras de Derek al acariciar su piel, le robó suspiros al humano. Y eso era inevitable, nunca había experimentado tal cosa.

Las grandes manos del lobo se paseaban por el abdomen plano de Stiles, oyéndolo jadear y maldecir de vez en cuando.

Algunos se preguntarán por qué Stiles permitía que Derek, un hombre lobo al que no llevaba mucho tiempo conociéndolo, lo tocara de tal forma.
Bueno, la respuesta era obvia, y sencilla; Stiles tampoco podía controlarse. Era como si la luna llena también tuviese efecto sobre él y lo manejara de tal forma que se volviera un sumiso ante las caricias que Derek le daba.

Parallel encounters -Sterek-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora