Capítulo 4

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Siento como si la pequeña chispa dentro de mi acaba de ser cubierta por madera y gasolina.

Mi mano sube a mis labios y los roza despacio, se sienten como dormidos, un poco inchados, cierro mis ojos mientras bajo mi otra mano despacio por mi cuerpo hasta tocar mi entrepierna.

No me detengo, no puedo hacerlo y no lo hago hasta que tengo una pequeña descarga de placer, suelto el nombre del señor Nadin entre un gemido, entrecortado y bajo.

- Arturo... -me quiero sentir culpable pero me duermo antes de que mi mente me ataque.

Me despierto hasta el día siguiente y pasó la mañana limpiando mi casa, me baño, me pongo ropa para salir, pero cuando estoy por pasar mi pórtico me golpeó con los pies con varias cajas, las meto rápidamente y las reviso, todas son para mi de Arturo, El señor Nadin.

Algunas tienes chocolates con disculpas, ropa, zapatos, anillos, hasta que encuentro la última con ropa extraña, es como ropa interior pero con telas de más, alguna más delgada y otra con partes transparentes.

¿Cómo se supone que se ponen esas cosas? Jamás saldría con algo así ni a la playa y dudo que sea para dormir, se ve incómodo.

No es como me fuera a dejar todas estas cosas, iré a buscar al señor Nadin para devolverle todo eso, pero primero lo escondere en mi cuarto por si mis padres llegan.

Camino hacia la cafetería y le sonríoa varias camareras que me piden las orden al verme, son mis amigas pero les digo que está vez solo vengo para hablar de algo pequeño con Nadin, me dicen que vaya a la sala de atrás que seguro está atrás con unos papeles.

Cuando entró y estoy por hablar me encuentro con que está ocupado con una mujer, la cual está demasiado cerca de él, más de lo que me gustaría pero no puedo reclamar nada, seguro fue ella quien me llamo.

Nisiquiera pienso perder mi tiempo, me enviaré todo por correo hasta está cafetería.

- Ally -suelto una mala palabra al captar que Arturo me ha visto antes de irme.

- No quise interrumpir, solo venía a decirle que le voy a devolver todo, mañana estará todo en la mañana -soy una imbécil, no dejó que hable antes de irme y camino rápido hacia mi casa.

No voy a besar a un hombre al que nisiquiera le importó ni un poco, porque es tan difícil, solo quiero que me guste alguien a quien yo le importe lo mismo que a mi. ¿Porqué me tenía que gustar Jeremy, porqué me tengo que sentir así por Arturo?

Dejó que mis lágrimas caían, no por ellos, si no por mi, me siento tan torpe, actuando como una niñita esperando ser correspondida por personas como solo me ven como una bebé.

- ¿Ally a donde vas tan molesta, nenita ? -pregunta Héctor, en cierto tono de burla, puedo ver que Jeremy está junto a él pero no me interesa.

- Vete a la mierda -abro la puerta de mi casa con rapidez y la cierro con fuerza.

- ¡Arg! Nisiquiera debería afectarme tanto, tonta -me limpio la cara y pongo películas para distraerme pero la verdad es que todas se reproducen sin que yo les preste atención.

Diecisiete años, un brindis por ser uno de mis peores años, mis padres nisiquiera me dijeron feliz cumpleaños está vez, que deprimente.

Camino hacia la cocina y busco en los gabinetes las botellas de alcohol de papá, dicen que esto siempre funciona, pero debe saber horrible si solo los adultos lo toman.

Me sirvo un poco en un vaso y me tomo como agua, pero luego siento un ardor en la garganta leve, todo un poco pero no es tan molesto así que me llevo dos botellas hasta mi cuarto, para poder tomarlas tranquila.

Me encuentro con las cajas de regalo de Arturo y me tiro de rodillas mientras tiro todo al suelo.

- Si, es todo muy bonito -empiezo a sentirme mareada tras media hora viendo la ropa-. No debería devolversela, ¿verdad? -pregunto viendo una de las botellas-. El silencio siempre es la mejor respuesta-. Se la daré a Nani para que la lleve a la caridad... ¡ah pero  esto no! -agarró la cara de la ropa rara y transparente-. Esta ropa es muy fea, voy a cortarla -bebo un poco más del vaso que cada vez sabe peor pero estoy tan mareada que tiro un poco en mi ropa y en la ropa fea de Arturo-. Ups.

Suena el timbre de la casa.

- Ding ding -me río con el sonido y a duras penas me levanto para caminar a la puerta-. ¿Quién es?

- Nadin -dice ansioso.

- ¿Arturo?

- Así es -dice tranquilo.

- Ah, está bien, ¡vete! -digo y me río, seguro creyó que le iba abrir, camino hacia mi cuarto pero me tropiezo con la mesa de adornos de mi madre, rompiéndole dos floreros-. Ay -digo cuando uno de los pedazos me corta un la piel-. Au, au, au, diablos, mamá me va a matar -escucho un golpe fuerte en la puerta y veo que está abierta, Arturo la rompió-. También me matará por eso... ay -muerdo mi labio mientras cubro mi pierna para que no salga tanta sangre-. Vas a pagarme la puerta, eh, y ya que vienes llevate la ropa fea que está en mi cuarto, no la bonita; esa la voy a regalar, no te la daré porque eres un... ¡auch! - me duele cada vez más.

- Te llevaré al hospital, no puedo creer que hayas bebido, hueles a puro alcohol -pone una mano tras mi espalda y otra bajo mis piernas hasta que me carga.

- No me toques, ya me diste mi castigo por besarte, déjame, déjame.

- Ally, yo no te quiero para castigarte, solo déjame explicarte -susurra en mi oido-. Al menos déjame llevarte al hospital.

No respondo nada pero eso parece ser suficiente para él, cuando llegamos me atendieron rápido pero me quedé dormida hasta la mañana siguiente.

Daddy (+18)Where stories live. Discover now