Capitulo 1

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Voy a empezar siendo muy directa, tengo diecisiete años, soy virgen y solo he dado tres besos en mi vida, tres besos que no han sido más que por un tropiezo, juegos de la botella o un reto, mis padres siempre han sido personas ocupadas así que he sido cuidada desde que tengo memoria, por uno de mis vecinos llamado Jeremy, él tiene veintinueve años y para mi miseria estoy enamorada de él desde los catorce años, me gusta desde que tengo once, ahora con mi edad he empezado a desearlo de una forma más sexual, pueden ser las hormonas o el deseo de besarlo que he guardado por años, pero es mayor, me ve solo como la niña que debe cuidar desde que tiene dieciocho.

Pero lo peor de todo es que tiene novia, Nani, esa estúpida chica que no tiene nada de malo y es super amable cuando me ve, ni siquiera parece falsa, es una chica normal y se ve perfectamente indicada para el estúpido de Jeremy, no puedo odiarla, es lo peor de todo.

Pero mientras ellos seguramente ven una película en el cine o se revuelcan en la cama yo estoy aburrida esperando a que deje de llover luego de haberme terminado mi café.

- ¿Puedo sentarme? -miro a un hombre que me saluda la mayoría de veces que vengo, desde hace dos años, creo que es un gerente del lugar porque las meseras se acercan a él para decirle sobre algunos problemas a veces.

- Adelante... de todas formas estoy sola, como siempre.

- Alguien suena triste -sugiere con una voz un poco baja, mientras se sienta.

- Solo estoy molesta de que empezara a llover cuando estaba por irme -respondo a la defensiva.

- Estamos por cerrar, yo puedo llevarte a tu casa si quieres -me dice amable ignorando mi mal tono.

- ¿En serio? -pregunto un poco apenada.

- Vamos, no te preocupes, ¿no querrás hacer que los demás lleguen tarde a casa? -miro a los chicos y chicas que están limpiando las mesas.

- Claro que no -digo negando con la cabeza avergonzada.

- Vamos, sígueme -dejo en la mesa una propina y el dinero de mi café antes de irme.

Llegamos al estacionamiento y me sorprendo por el carro que tiene, es del año, empiezo a creer que quiero ser gerente de cafetería. Me imagino a mi mejor amiga preguntándole al señor Nadin si desea ser su sugar daddy y se me hace inevitable reír.

- ¿Qué te divierte, pequeña? -dice mientras me abre la puerta para entrar.

- No se preocupe es una tontería -trato de subir al carro pero noto que es demasiado grande y alto, tal vez yo soy muy pequeña-. Rayos -susurro, hasta que siento las manos de Nadin, una sobre mi cintura y la otra en una de mis piernas, pero cuando estoy por subir su mano se resbala, o eso creo, hasta que toca una de mis nalgas por debajo de la falda.

No sé si no lo nota o evita mencionarlo, pero hace como si no lo hubiese hecho y cierra la puerta, dándole la vuelta al auto para subir, no puede ser que solo con eso ya no pueda evitar ver las manos de él en el camino, fue un pequeño segundo pero pude notar que son cálidas y grandes.

No sé que demonios estoy pensando pero debo calmarme, tras decirle la dirección de mi casa empezamos una conversación sobre las festividades nacionales de las próximas semanas, hasta que llegamos y me hielo al ver a Jeremy caminando hacia su casa, esta junto a su novia pero mira hacia el carro, me pongo nerviosa, si ve que estoy con el señor Nadin me matará, ya sé, no preguntará nada si cree que es como de mi edad, ¿no? Tengo que hacer algo rapido para que no lo vea.

- Señor Nadin... 

- ¿Qué ocurre no es aquí? -pregunta volteando a verme, me quito el cinturón y pongo mis manos sobre sus mejillas para besarlo, me separo hasta que siento que no tengo aire, totalmente roja, nerviosa pero un poco tranquila al ver que Jeremy se ha ido.

- Si, es aquí, yo... am... gracias -digo rápidamente y bajo del carro a toda la velocidad posible, casi me raspo las rodillas al olvidar la altura del automóvil.

- ¡Ally!, Ally espera, esta lloviendo, no puedes... -escucho como abre la puerta y camino más rápido hacia mi casa-. Te vas a resfriar -su voz suena tan cerca que me hiela la piel más que la brisa de la lluvia, la cual ha dejado de caer sobre mi, como es que ha llegado con ese paraguas tan rápido.

Abro la puerta tras varios intentos y me giro para toparme con su pecho, un poco mojado, con su traje, su respiración levemente agitada, mientras desprende de alguna forma una calidez, a pesar de la distancia, diablos.

- Gracias, por todo -digo con la voz temblorosa-. Nos vemos, señor Nadin -entro y cierro la puerta detrás de mí, me dejo caer en el suelo y cubro mi boca, tomando aire tanto como mis pulmones lo permiten.

No sé que acabo de hacer.

Daddy (+18)Where stories live. Discover now