capítulo 5

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Cuando me despierto estoy en un cuarto que no conozco, mi pierna está vendada y me duele, más de lo que puedo soportar, pero trato de evitar pensar en ello.

La puerta de la habitación se abre mientras yo me quejo por mi dolor de cabeza, en que momento se me ha ocurrido beber, sabía a basura.

- ¿Cómo estás? Te traje algo para la resaca, no puedo creer que hayas bebido tanto -dice mientras me entrega un vaso con una pastilla burbujeante dentro de él.

- No debiste ayudarme -respondo mientras agarró el vaso y lo veo mientras se termina de deshacer-. No quiero verlo, señor Nadin, ya entendí que no debí besarlo, no volveré hacerlo, comprendí bien mi casti... -los labios de Arturo me interrumpen mientras hablo y se separa tras unos segundos.

- ¿Estás segura que no quieres besarme de nuevo? -pregunta y yo muerdo mi labio, tras soltar un suspiro de resignación, eso es muy injusto-. Ally no sabes lo que causas cuando haces eso -me dice, bajo, mientras acaricia mi labio con su dedo pulgar, liberandolo de mis labios-. Lamento lo que pasó ayer, mi ex esposa me estaba buscando para pedirme dinero por algo que debe su nuevo esposo, no es lo que crees.

- Yo... -alejo mi rostro de su mano-. Yo no necesito explicaciones, sigo siendo una niña, yo no puedo darle nada que una mujer como ella, si le dará -empiezo a beber del vaso, sabe muy mal pero no me importa mientras me quite este dolor de cabeza-. La verdad no me gustaría pensar algo de usted que no pasará.

- ¿Qué es lo que temes que no pasé? -su pregunta me deja un poco pensativa pero sonrió de lado.

- Creo que tengo más miedo a lo que podría pasar. No quiero jugar a ningún juego.

- Esto no ha sido un juego para mi en ningún momento -su tono serio me deja bastante claro que no bromea-. Quiero besarte, quiero que me beses, quiero que seas mía, ¿lo entiendes?

- ¿Cómo estaré segura de que no soy solo un juguete para ti? -sueno débil y tonta.

- Ally, yo soy el que tiene todas las de perder si esto fuese un juego, lo que te digo es serio.

- Debo arreglar lo que he dejado en mi casa y la puerta que ha roto, gracias por la ayuda, la ro...

- No te levantes, si te levantas con ese pie te va a doler mucho, debes estar en reposo una semana, ya me encargue de que alguien trajera los regalos que te di, arregle tu puerta y limpiaron tu cuarto, tranquila.

- ¿Quién rayos eres? -muevo mi mano nerviosa hasta la mesa de noche donde he puesto el vaso y lo agarró con fuerza-. ¿Cómo un gerente de cafetería gana para tanto?

- ¿Gerente de cafetería? -se ríe mientras me quita el vaso despacio-. ¿Has creído que soy eso estos dos años? -afirmo con la cabeza, bastante nerviosa-. La cafetería es mía, Ally, esa y muchas otras en la ciudad me pertenecen, te aseguro que no he matado a nadie para conseguir el dinero que tengo.

- Ah... -susurro apenada y me tranquilizo-. Eso explica muchas cosas.

- Escuche que quieres regalar todo lo que te di, no puedo decirte que no lo hagas, pero explícame cuál es la ropa fea que no te agrada y tal vez pueda hacer un cambio -me río por eso, pero solo por la verguenza.

- Escuchaste eso... ¿dije eso? -abro mis ojos de sorpresa y cubro mi rostro-. No vuelvo a beber en mi vida.

- Esta bien, entiendo que estabas molesta, la próxima vez solo déjame explicarte antes de alterarte, puedes regalar lo que te di a quien sea, solo promete aceptar todo lo que te de luego -pide y afirmo con la cabeza-. ¿Puedes mostrarme cuál es la ropa que no te gustó?

- Si quieres -digo leve-. Espera, no, no, no puedo aceptar que me está comprando cosas, menos así de caras.

- De todas formas lo haré, pequeña, lo único que te queda es seguir regalandola o darme el gusto de verte usando lo que te de -este hombre parece ser alguien bastante imposible-. Vamos te cargare -me levanta sin esperar una respuesta y me lleva hasta la sala donde están todas las cajas.

- Son esas -digo mientras le señaló dos cajas con una S rosada en la tapa.

- ¿Esto? ¿No sabes lo que es verdad? -niego con ma cabeza.

- No, pero definitivo nunca me pondría algo así para ir a la playa, además con tanta tela no se ve cómodo para usarlo bajo la ropa, no sabes nada sobre ropa de chica, ¿cierto?

- Esto no es para usarse bajo la ropa, es lencería, Ally -levanto mis hombros sin entender-. Esto es un baby Doll -me muestra uno pero yo solo estiro mis labios sin captar su punto.

- Es transparente se me verá todo si me lo pongo.

- Es para eso que se usa, pero solo conmigo y sin que nadie más te vea, ¿lo entiendes? -pregunta mientras su mano acaricia una de mis piernas.

- ¿Verme con esto? Es como estar desnuda -respondo con la garganta seca.

- Lo entenderás con el tiempo -su mano sube hasta mi entrepierna y me frota sobre mis bragas, detengo su mano con las mías tras soltar un leve jadeo.

- Señor Nadin... No -siento el pulso a mil solo con eso.

- ¿Te has tocado, Ally? -pregunta acercándose a mi.

- Un... un poco -admito soltando su mano esperando que no lo vuelva a hacer.

- ¿Cuántos dedos metes, pequeña?

- ¿Meter? Yo no hago eso, no quiero perder mi virginidad así -digo aturdida por su pregunta.

- ¿Bromeas? -niego con la cabeza molesta por su pregunta-. ¿Sólo has frotado aquí? -pregunta mientras vuelve a acariciar mi entrepierna.

- Señor... -jadeo.

- Dime Daddy -dice contra mis labios antes de empezar a besarme, mientras su dedo se frota sobre mis bragas.

Daddy (+18)Where stories live. Discover now