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jughead sabía qué betty quería acompañarlo, no por su amada compañía. Vio el miedo reflejado en sus ojos. Sus ojos celeste despedían desconfianza ante su hospitalario guía japonés. Él sabía, de ante mano, qué no quería qué la dejará en manos de un extraño que apenas acababa de conocer, aún si fueran los mejores amigos del mundo.

-betty-sus ojos se posaron firmes sobre ella-, confíe en mí -la agarró suave del brazo-. Sam va a cuidar bien de usted. Algo inesperado se presentó. La veré en una hora, lo prometo.

Reticente, Betty asintió. El miedo aún seguía en sus ojos, pero permaneció en silencio. Se sentía insegura al estar en un país extranjero en compañía de un hombre al cual había conocido escasamente treinta minutos antes, pero confiaba en jughead , con todo su corazón. Sólo esperaba que está hora pasará rápido.

-Sam -jughead se dirigió a su amigo-, no dejes a mi asistente sola. Quédate con ella hasta que yo regrese -las miradas de ambos reflejaban preocupación.

Sólo soy su asistente. Eso es todo lo que yo significo para él.

Sí Sam estaba sorprendido ante tal petición, no lo demostró, simplemente asintió con la cabeza. Los ojos de Betty aún le suplicaban a jughead que no la dejara sola, que se quedará, pero él, por el bien de ambos, la ignoró.

-Cambia de lugar ahora -instruyó jughead al chofer de Sam cuando la luz del semáforo cambio a roja. Volteó una vez más para ver a betty-. Estaré de regreso en cuanto menos lo piense -acarició de nuevo la longitud de su brazo. Salió de la limo para subir a asiento trasero del vehículo de su seguridad privada, que lo esperaba.

Cuándo arrancó la limo, Betty volteó para ver por la ventana, odiando la distancia que la separaba de jughed en su coche de seguridad ¿Por qué no podía llevarme con él? Se preguntaba porque tenía que regresar al hotel. Sabía que él cancelaba sus citas por favorecer algunas de mayor urgencia e importancia ¡Debió llevarme con él! Nunca antes había estado en Japón. Ahora, estaba con un extraño, en un país extranjero y no sabía hablar el idioma. Nerviosa, dirigió su mirada hacia Sam. Él le sonrió.

Al llegar al hotel, Sam la guió hasta la suite de jughead. Le mostró los alrededores; la kitchenette, las áreas en común, su habitación y la puerta adjunta que daba a la habitación de jughead.

-Me disculpo porqué la obligan a estar bajo mi cuidado.

Betty resopló incomoda.

-Trataré de estar a su lado hasta que jughead regrese -le informó, tratando de consolarla-. Puede ver la televisión sí desea o prefiere descansar sí está cansada.

-Me gustaría... tomar una ducha caliente -No podría sentarse a ver la televisión y mucho menos descansar. Una ducha la ayudaría a pasar el tiempo.

-Seguro, tómese el tiempo que necesite -Sam apuntó hacia la puerta que daba hacía el cuarto de baño.

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Betty desempacó su ropa. Agarró un pantalón y una playera color limón, de algodón para ponérselos después de la ducha. Había leído en algún libro o revista que tomar un baño en la tina era un ritual en Japón. La gente se limpiaba primero en un cubículo antes de entrar a la tina. Haría eso a la siguiente noche, si tenía oportunidad. Ahora no estaba de humor para relajarse en la tina. Hoy quería una ducha rápida y esperar a que jughead regresara.

En el momento en que Sam escuchó que la puerta del baño se cerraba, se quitó su chaqueta y checó la habitación entera, removiendo el arma que llevaba escondida en la espalda baja para colocarla en la mesa de centro. Abrió la puerta de la suite, miró de un lado al otro antes de volver a cerrarla con seguro. Posteriormente tomó asiento en la mesa.

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora