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Él se deshizo apresuradamente de su camisa. Betty alzó la mirada. Al encontrar los orbes obscuros, vio la ternura y gentileza reflejadas, a pesar de que no sonreía. Jughead tenía prisa por unirse a su joven asistente en el diván. Ella se lo comió con los ojos, admirando los trabajados músculos del pecho masculino, tensos y magníficos, parecido a las esculturas griegas. La rubia hubiera querido tocar cada perfecta línea de su pecho... pero se detuvo. Los varoniles brazos del cobrizo se enroscaron en torno a ella. Tomó sus manos y las coloco sobre su pecho desnudo. Los dedos femeninos dudaron antes de que desplegaran sobre su anatomía. Él atinó a cerrar los ojos, un gemido escapo de sus labios. Con seguridad, jughead desabrochó el sujetador que ocultaba celosamente los pechos, deslizando lánguidamente los tirantes sobres sus hombros. Miró con admiración esos senos que se erguían orgullosos antes de detenerse en las pronunciadas caderas.

Él se arrodilló. -Tan hermosa -murmuró de nuevo.

Sus braguitas fueron las siguientes en desaparecer. Las deslizó pausadamente, primero por una pierna y después por la otra. Sus dedos trazaron un camino desde sus rodillas hasta sus muslos. Omitió su vientre y volvió a llegar hasta sus pechos. Atormentó los tiernos pezones con los pulgares. Sus labios volvieron a buscar los de ella. Con las palmas mimó la curvatura de las caderas, su cintura, sus muslos y sus largos dedos acariciaron los labios húmedos de su vagina, ella sacudió la cabeza ante la primera caricia en su zona más íntima y virginal. Una sensación de necesidad la apuñaló salvajemente, consumiendo su cuerpo por dentro y por fuera. Instintivamente, alzó su pelvis. Los agiles labios del cobrizo sometieron a los duros pezones, succionando y saboreando ávidamente. Se recreo con la sedosa y blanquecina piel. Su boca descendió anhelante sobre la sensible piel de su estomago, jugueteando con su ombligo hasta llegar hasta su centro, húmedo y caliente. Los labios vaginales se encontraban hinchados y sobre excitados. Betty respiró bruscamente. No se supone que él... sin embargo lo hiso, su hambrienta lengua cobró vida propia al paladear la rosada vulva, pulsando de vida. Ella no era capaz de detener a su jefe. Nunca, ni en sus más remotos sueños eróticos, se había imaginado a jughead acariciarla con la lengua. ¿Qué tan seguido se había preguntado y soñado con esto que estaba haciendo él? Estaba más allá de su descabellada imaginación.

-Eres sensacional -murmuró pesadamente. Su asistente era una combinación de dulzura, vulnerabilidad e inocencia, poseedora de una tórrida pasión...

Jughead se quitó desesperadamente los pantalones y acto seguido aventó sus bóxers. La rubia escuchó antes de ver el desgarre del papel de aluminio... protección, antes de que jughead se recostara sobre su cuerpo. Sintió el cálido e inhiesto miembro de él presionándose contra su vientre. La gran mano del cobrizo volvió a descender por su anatomía, acunando sus nalgas, moldeándola en un contacto más intimo, aprisionándola donde él la quería... mientras con delicadeza succionaba sus pezones. La otra mano serpenteo, buscando entre sus labios húmedos. La respuesta de su cuerpo estaba fuera de su alcance. Se rindió al salvaje abandono... sentía la vibración dentro de su pecho, los latidos de su corazón eran cada vez más rápidos. Su jefe la acarició, sus dedos estiraban su sensible interior hasta que hubo un espasmo que amenazaba con hacer erupción.

Él separó sus muslos y de una sola embestida la colmó, un profundo gemido lastimero llenó sus oídos como un símbolo de triunfo. Se quedó quieto, demasiado sorprendido para pronunciar palabra alguna, aún así, él no podía detenerse... no ahora.

¡Oh por Dios! ¡Es su primera vez!

Cuando sintió que ella se relajaba, con gentileza se sumergió por segunda vez en su humedad, entonces cada envite fue más fácil, a pesar de la estrechez de su interior. Poderoso y duramente la llenó. Poco a poco las embestidas, fueron cogiendo un ritmo propio, profundo y lento. Una exquisita tortura para ambos. Él la penetró con una intensidad feroz. Sus brazos tomaron posesión de caderas, levantándolas para que la intromisión fuera más profunda. De esa forma deseaba que lo sintiera con cada fibra de su ser. La empotró sobre su viril miembro. El glande aterciopelado acariciaba sin pudor las paredes vaginales, tocando ese punto que desencadeno ola tras ola de delicioso placer. Estaba completamente enterrado en ella. Repitió una y otra vez los mismos movimientos hasta que explotó todo en el interior de la rubia como lava ardiente. Sus cuerpos se buscaron con necesidad, presionándose el uno con el otro. Era difícil saber donde comenzaba ella y donde terminaba él. La suavidad de su piel contra la dureza de los músculos del pecho masculino. Los primeros destellos de placer ondularon en ella, incorporando una explosión de ardiente felicidad que culmino en su primer orgasmo, desencadenando el propio de jughead, quien aumento el ritmo de sus estocadas al sentir los espasmos y como la vagina de ella lo ordeñaba con locura. Acunaba su miembro como un suave guante que no lo soltaba y que exigía el cálido líquido de su orgasmo. Hasta la culminación, él se dejo caer sudoroso sobre ella, permaneciendo aún en su interior con el pene semi-erecto.

La realidad golpeó a betty... demasiado lento, demasiado tarde.

Jughead sonrió, le dio un gentil beso en los labios. Cambio de lugar con ella, manteniéndola en la curvatura de sus brazos. La estrechó como si nunca quisiera dejarla ir, no la dejaría. Hacer el amor con betty había sido maravilloso, espectacular. Sintió que su cuerpo volvía a reaccionar, su virilidad comenzaba a hincharse de nuevo, pero no era un bruto y sabía que ella no estaría dispuesta a una segunda ronda por lo que necesitaba ir al baño.

-Regresó en un segundo, betty -susurró cerca de su oído.

¿Qué he hecho? ¿Qué diablos he hecho? Betty saltó del diván. Con un ojo sobre la puerta del baño de su jefe, en tiempo record, se vistió apresuradamente. Cuando jughead salía de baño, ella ya estaba colocándose las botas.

- ¡betty!

Literalmente corrió fuera de la oficina de jughead... fuera del edificio, tan rápido como la velocidad de la luz.











 fuera del edificio, tan rápido como la velocidad de la luz

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𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora