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Agotados y saciados permanecieron tumbados en la cama. Jughead tomó a Betty en sus brazos para acomodarla sobre su pecho. Sus dedos dibujaron figuras sin sentido en la extensión de su espalda desnuda. Eran una bola de miembros revueltos. La rubia acariciaba el pecho de él mientras calmaba su respiración. Besos mariposa fueron depositados a lo largo de su cuello, ocasionando que la necesidad volviera a crecer en su interior y volviera a desearlo. Hizo un esfuerzo sobrehumano al tratar de zafarse de su posesivo agarre. Sonrió apenada, su mirada estaba fija en él.

- ¿Qué? -inquirió jughead.

-Sigo sin creer que me ames, cuando solías salir con mujeres impresionantemente bellas.

El pelinegro gruñó, su manzana de Adán se desplazó furiosamente por su garganta-. Es pasado -su voz se enronqueció cuando presionó sus labios contra la sensible piel del cuello femenino.

-Aún así...

-Eras mi asistente. No quería arruinar nuestra relación de trabajo ¡Diablos, betty! -Él la inmovilizó en sus brazos-. Estoy hartó de pelear contra la atracción que siento por ti. Te quiero en mi vida para siempre -su boca poseyó la de ella, devorándola con voraz hambre. Betty empujó su pecho.

-Pero no soy como las mujeres de la lista... como las mujeres de tu pasado -contraatacó insegura.

-No deseó qué seas como ellas. Prefiero mil veces como eres tú -zanjó secamente.

Ella clavó su mirada brillante en jughed. -Gracias por el no-cumplido.

-No. -Gruñó él- Creo qué no me di a entender bien. No necesitas ser famosa o alguien más -suspiró pesadamente-. Me enamoré de ti por lo que eres... todo lo que eres -rió-. Especialmente de esa forma silenciosa que tienes en demostrarme cuando no estás de acuerdo conmigo -una sonrisa socarrona escapo de su garganta.

-Nunca protesto...

-Claro que sí -rió aún más fuerte-. Tus hermosos ojos se estrechan decepcionados, el lenguaje de tu cuerpo y tu silencio hablan más que las palabras que pronuncias con esa dulce boca -le dedico una mirada burlona.

-Bueno ya qué comenzamos con los defectos... eres arrogante y dominante -murmuro ella con voz queda-. Especialmente desde nuestro regreso de Japón. Has estado actuando como un gato vigilante en el tejado.

La sonrisa se desvaneció de su rostro y sus facciones se endurecieron. Betty inhaló profundamente ante el cambio de humor de jughead. El miedo se apoderó de su cuerpo cuando los brazos de él la estrecharon casi hasta el dolor.

-No necesitas saberlo, cariño pero -replicó con voz tensa- tienes seguridad a todo momento desde qué regresamos de Japón.

Los ojos de la rubia se abrieron como platos, - ¿inclusive cuando estuve en Miami?

-Seguro conoces la playa de arriba abajo.

-Sabes, fue tu culpa -acusó, ruborizándose como una colegiala.

-Lo sé -jughead cogió sus manos, estaba arrepentido-. No sabes cuantas veces deseé poder... deshacer lo que te hice en mi oficina.

-No... -negó suspirando- jughead deja de sentirte culpable -sus manos acunaron el rostro del cobrizo con adoración y amor-. Hicimos el amor. Fue hermoso. No te detuve porque... porque yo también lo deseaba -ella buscó en los ojos azules para transmitirle la sinceridad de sus palabras-. Cuando dije qué había sido tu culpa fue porque ya me había enamorado de ti y pensé que no ibas a gastar tu tiempo en una pobre asistente -desvió su mirada.

-Las mujeres con las qué he salido, betty, no se pueden comparar contigo. Eres todo lo que quiero -sonrió-Tenía la regla de no acostarme con las mujeres de mi personal. Trate de cumplir mi norma -rió audiblemente-. Tú eras una de mis empleadas. Perdí la cabeza -la sonrisa no abandonaba sus labios- y quizás en este punto debería reconocer mis celos irracionales hacia tu amigo Andrews.

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora