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- ¿Por qué? -por primera vez, en casi un mes, sonrió con naturalidad.

-Debes tener resaca.

-No -sus ojos la sedujeron. Betty apartó la mirada.

-Necesitamos hablar, Betty.

-No tenemos nada de qué hablar -trató de controlar los acelerados latidos de su corazón, que amenazaba con escapar de su pecho.

-Recuerdo haber confesado mis sentimientos la noche anterior, antes de perder el conocimiento.

¡Joder! Él recuerda ¡Oh mi!

-Uno no puede tomar como serias las confesiones de un hombre borracho -señaló ella, bebiendo del café caliente que quemó su lengua.

-Te amo, Betty -el pelinegro fue acercándose peligrosamente a ella, reduciendo el espacio entre ambos-. Ahora me encuentro sobrio y en mis cinco sentidos.

La taza resbaló de las manos de betty, estrellándose contra el piso. El líquido mojó sus piernas. Ella olvidó todo a su alrededor, solo fue consciente de que su exjefe se acercaba. Las lágrimas rodaron libres por sus mejillas, se dejó caer sobre sus rodillas. La alegría llenó su corazón.

Jughead la analizó de pies a cabeza. Sus ojos azules brillaban como la miel derretida, cálida como ella. Su rostro sin rastro de maquillaje era perfecto. Sus labios rojos por el escaso gloss. Su cuello sin joya alguna. Fue cuando su mirada descendió descaradamente a sus pechos, más abajo, a su estrecha cintura, en esas piernas largas y de regresó a su rostro de ángel. Mi ángel tentador.

-Por favor, dime que son lágrimas de felicidad -gruñó él, cobijando su menudo cuerpo con los brazos. Su pulgar limpió las lágrimas de sus mejillas.

-TE AMO -repitió el pelinegro con voz enérgica. Inclinó su rostro y cogió sus labios entre los suyos. Reclamándolos. Míos.

-No puedes estar interesado en una mujer como yo-le desafió.

- ¿No? Betts, eres inteligente, hermosa, excitante y muy, muy deseable para mí -enumeró jughead con voz terciopelada, causando que el cuerpo de la rubia se estremeciera de deseo. Más lágrimas calientes derramaron sus ojos, mojando sus mejillas. Simplemente, ella no podía creer lo que había escuchado. ¿Cómo era posible que él la amara? Él lo escondió tan bien... aunque ella también.

-Te he extrañado mucho -jughead la apresó en sus brazos-. Te quiero en mi vida -él continuó limpiando las traicioneras lágrimas del rostro de su amada.

Y todo estuvo bien cuando miró sus ojos, expectantes. Todo por lo que había esperado, su amor sólo para ella. Su devoción. Lo expresó todo. Al fin conoció su gentil mirada, llena de amor y adoración... sólo para ella. Sus ojos no se despegaron de los de él, sus labios temblaron, ninguna palabra salió de su boca, sin embargo, jughead estaba pacientemente esperando y ella deseaba corresponder con las mismas palabras.

- ¡jughead! -Betty se lanzó a sus brazos, levantando su rostro, sus labios alcanzaron los de él. Se besaron apasionadamente, tomándose el tiempo de saborear cada rincón de sus bocas, sus lenguas juguetearon y danzaron eróticamente. Fue hasta que la castaña necesito oxigeno en sus pulmones, que se separaron.

-También te amo -susurró ella-. Te he amado desde hace mucho tiempo. Yo... no sabía -su voz tembló-. Nunca creí estar dentro de los estándares de las mujeres con las qué... -las siguientes palabras se atoran en su garganta.

-Todo está en el pasado -musitó él con voz suave-. No ha habido otra desde... qué hicimos el amor -expresó con dificultad. Parecía que aún no se había perdonado a sí mismo.

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora