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-Ella no es como las otras, ¿verdad? -Sam le sonrió de manera burlona a jughead. Habían regresado a la suite del hotel de él después de una larga junta. Jughead estaba entusiasmado con poder aplicar lo aprendido para evitar el sobrecalentamiento del chip en su prototipo.

- ¿De qué estás hablando? -jughead fingió ignorancia. Estaba concentrado en el circuito que tenía sobre la mesa. Por la esquina de sus ojos, de vez en cuando, veía a su asistente sentada frente al televisor con los audífonos puestos. Ella no quería perturbarlos.

-Betty -pronunció Sam con voz suave. La mirada de él viajó hacia la rubia y después regresó a jughead.

-Ella es mi asistente -replicó jughead toscamente.

-Ya lo sabía -rió Sam sarcásticamente.

-Entonces, ¿qué se supone que significa eso? -jughead observó a su amigo.

-Soy un profesional en logística y me estás pagando una fortuna por cuidar a tú asistente.

Jughead desvío su mirada. Sabía que tenía que haber dejado a betty en casa ¡Diablos! Debió de haber tomado en cuenta que Sam era igual de intuitivo que él.

-Y dijiste qué ibas a interrumpir el viaje -agregó Sam-. Creo que sospechas que ella puede ser blanco fácil -su voz fue aún más baja.

El pulso de jughead se atoró en su garganta. Dirigió su mirada a betty. Ella estaba riendo ante algo que estaba viendo en la pantalla. Inconsciente, Betty pasó sus dedos por los mechones rubios qué cubrían su frente. Él se permitió observarla detenidamente, pero ésta vez no con segundas intenciones. Está vez era por preocupación. Ningún daño debía tocarla. Él no lo permitiría. Buscaría hasta debajo de las piedras por todo el planeta a aquella persona que se atreviera a hacerle daño o a apartarla de su lado. Después le rompería cada hueso del cuerpo y lo arrojaría a los leones.

Betty sintió la mirada de jughead a acariciar su cuerpo. Sus miradas se conectaron por un milisegundo. Ella se quitó los audífonos, pensando que él necesitaba algo. Jughead negó con la cabeza y ella regresó su atención a la televisión. Él entre cerró los ojos y miró a su amigo.

-Posees una imaginación muy imperativa, Uley -gruñó jughead y se levantó.

-Seguro -Sam hizo una rabieta, siguiendo a jughead al mini bar. Donde él se sirvió un whisky.

-Sírvete tú propia bebida -siseó él sin cortesía.

-Claro -Sam sacó la botella-. No eres el tipo de persona que hace ese tipo de tareas, para eso tienes a tú asistente -espetó al vaciar su copa.

-Has prolongado tú visita -jughead le quitó la copa a Sam de las manos.

-Tienes razón -él checó su reloj-, mi esposa me quiere temprano está noche -Sam se dirigió directo a la puerta.

- ¿Cómo está Emily? -sonrió jughead afectuosamente.

-Deberías venir y verla por ti mismo.

A jughead le encantaría visitar la casa de Sam y saludar a Emily pero sus sentidos le advertían que tenía que irse de Japón cuanto antes y casi nunca ignoraba sus instintos. Aún tenía que decirle a Betty que preparara su equipaje y avisarle al piloto que se marchaban esa noche, pero no sin antes llevar a su asistente a disfrutar de las vistas de la ciudad milenaria. Su corazón hacia acrobacias en su pecho por el simple hecho de ver la emoción en el rostro de betty ante las atracciones de Tokio.

Jughead palmeó afectivamente los hombros de Sam-. La próxima vez. Dale mis disculpas a Emily de mí parte, tengo qué regresar a casa.

-Seguro. La próxima vez que vengas espero que sea una visita social.

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora