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Jughead se dejó caer en su ejecutiva silla de piel, dentro de su estudio, sus pies estaban sobre su escritorio con una copa con whisky. ¿Me pregunto qué está haciendo ella? Sus pensamientos estaban en su atractiva secretaria, bebía un poco de whisky, saboreando en sus labios. Tal vez, debería salir, eran las diez de la noche. A lo mejor y encontraba a alguien que le borrara los pensamientos de la mujer que deseaba en su cama pero que no podía tener, estaba prohibida. En segundo lugar, nadar vigorosamente en su alberca podría calmarlo. Se encaminó hacia su alberca, tamaño olímpica, que estaba en el nivel inferior.

-jughead , ábreme - se escuchó un golpe sordo en la puerta principal - ¡jughead!, ¡jughed!, ¡jug...!

- ¡Tony!, ¿Qué diablos haces aquí? -él tironeó de ella, sin cuidado, hacia la estancia - ¿Estas tratando de que le dé un ataque al corazón a la señora Sue? -sus ojos se irritaron con su presencia.

-Querido... -enredó sus brazos alrededor de su cuello -No has respondido a mis llamadas.

Jughead gruñó silencioso, había visto sus tres llamadas perdidas y simplemente las ignoró. No estaba de humor para estar en compañía de Tony. Espero, por su bien, que no tentara más su suerte. Aunque ella se desnudará frente a él, quedando sólo en su fina lencería negra, y le bailará la danza del vientre, no sería capaz de responderle como hombre.

-Nene... Te extraño -sus manos acunaron su rostro, mientras con su lengua delineaba el contorno de sus labios -Hazme el amor nene, sólo como tú sabes... Aquí, sobre tú mesa -los rápidos dedos de Tony iban bajando el cierre de sus pantalones.

- ¡Detente Tony! -la apartó, colocando su mano sobre sus labios -Hemos terminado.

Sus ojos casi se salieron de sus órbitas, llenos de miedo.

- ¡Qué! -exclamó -No quisiste decir eso, jughead -sus brazos lo apresaron de nuevo -Somos buenos juntos, nene -se restregó contra su cuerpo, cual gata en celo, moldeando su pelvis a la de él -Sé que aún me deseas -se carcajeó victoriosa, cuando está segunda vez no la alejó. Estampó su boca contra la de él.

- ¡Estás equivocada! -la separó furioso, agarrándola dolorosamente de los hombros -Se acabó Tony -sus ojos se fundieron peligrosamente, para que ella entendiera sus palabras.

-Lo siento jughead -comenzaron a brotar de sus ojos lágrimas, lágrimas de cocodrilo -Por favor... Perdóname -sollozó -Me equivoqué al darte un ultimátum, regresa conmigo -suplicó.

- ¡Vete! -instruyó, dándole la espalda. Jughead odiaba las lágrimas, pero odiaba más, las lágrimas de cocodrilo.

-Es por la insípida de tú secretaria, ¿Verdad? -gritó Tony -Sólo porque ella es más atractiva y joven que yo. ¡La odio! -gritó aún más fuerte -Maneja tú vida y veo como se te ilumina la mirada cuando ella te habla.

- ¡Lárgate! -jughead abrió la puerta, señalándole la salida a la noche fría. Azotó la puerta, regresando a su estudio para bloquear el número de Tony en su celular y asegurarse de que jamás lo volviera a contactar.

-Hola... -murmuró Betty adormilada por el teléfono. Resopló por lo bajo, al ser molestada por la noche. Sus parpados le pesaban, apenas le permitieron ver la hora en su despertador, junto a la cama; las once veintitrés

- ¡betty!

Ella salió cómo rayo de la cama, cómo sí estuviera frente a ella.

-Sí, Sr. Jones -aún apretaba el auricular en sus manos, lentamente regresó a su cama. ¿Por qué le hablaba a esas horas de la noche y por qué no le habló al móvil? Había usado su línea privada.

- ¿Dónde está el reporte del nuevo producto qué supuestamente me iba a enviar por email, antes de su salida betty?

¡Diablos!

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora