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- ¿Está mejor así? -jughead prendió la calefacción de la limo y le sonrió encantadoramente a su asistente.

-Gracias -afirmó la joven. Al cabo de un momento se estaba descongelando su menudo cuerpo. Sus dientes dejaron de castañear-, ¿a dónde vamos?

Ni ella ni él habían hecho reservaciones, a menos que él, arrogante como siempre, las hubiera hecho antes de recogerla. ¿Estaría correctamente vestida para él? Jughead sólo iba a los restaurantes más caros y clásicos del lugar.

-Algunas veces, voy a Eclipse, cerca de la esquina de la quinta avenida -sonrió el cobrizo-. Es acogedor y no está muy atiborrado.

Betty lo sabía. Ella y sus amigas, seguido comían ahí. Era accesible para ellas. Podías vestir jeans y converse sin ningún problema. No había necesidad de elegancia. Ella, al fin, era sólo su asistente. Jughead era su jefe y no era como si estuviera teniendo una cita con él.

- ¿Está bien para usted? -inquirió jughead con voz tersa.

-Me obligó a entrar a la limosina -la rubia le dirigió una mirada-. Seguro me obligara a ir al restaurante, no hay duda. Así que, no creo qué tenga elección.

Jughead estalló de risa-. Betty, ésta noche no es para que desenvaine sus filosas garras.

Ella volvió a fijar su mirada en él, por una milésima de segundo. Como siempre, jughead era el jefe. Mordió su labio inferior y enseguida aparto su mirada hacia la ventana del vehículo.

El pelinegro aprovecho la oportunidad de beber la belleza de Betty . Ella simplemente era exquisita, no había duda de ello. De hecho se atrevería a ir más lejos. Betty era la mujer más hermosa en la cual había posado sus ojos y él conocía de mujeres. Como deseaba no haberle aceptado como su empleada, para ahora, él ya la hubiera llevado a la cama, hubiera saciado su deseo de poseerla. Pero sus instintos la reconocieron como su asistente y jughead nunca los desobedecía. No anteponía los deseos de su carne ante el trabajo. Esa era en la forma en que sobrevivía día a día. El primer día que la conoció, en la entrevista, había captado esa mirada profunda y color celeste que reflejaba confianza. Confianza que estaba seguro, ella no defraudaría. Jones era conocido por no confiar en muchos, pero su asistente era una excepción deleitable.

Betty estaba molesta con él. Jughead podría decirlo mejor. Las manos de ella apretaban enérgicamente sus muslos. El contraste del color de su falda con el blanco de sus nudillos y sus cremosas piernas cruzadas. Se mantenía alejada de él lo más posible.

Ella se sobresaltó cuando su móvil vibro dentro de su bolso. Contuvo el aliento cuando vio el nombre de Archie aparecer en la pantalla del aparato.

-Hola - sonrió la rubia incomoda.

-Hay una película que acaba de estrenarse, el actor que la protagoniza es tan guapo como yo...

Betty no pudo evitar reírse sonoramente hasta que recordó que su jefe la estaba escuchando, así qué tuvo qué recobrar la compostura.

- ¿Te interesa? -inquirió Archie. Ella intuía que él estaba sonriendo, lo sentía en la forma en que el tono de voz se suavizó al final de la expresa invitación.

-Mmm... ¿podemos hablar de ello después?

-Ese jefe tuyo te está explotando de nuevo, ¿verdad?

-Estoy libre mañana -ella se dio la vuelta tanto como se lo permitió el asiento de la limo para sonreír por el aparato en su mano.

Archie mantuvo a betty unos minutos más, antes de que ella pudiera despedirse de él y decir adiós, cuando se atrevió a levantar la mirada hacia jughead, se dio cuenta de que el cobrizo ya había abierto la puerta de su lado. Ni siquiera se había dado cuenta de que la limosina se había detenido.

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora