Noa comienza a transpirar sudor frío, permanece acurrucada en su cama mientras observa al ser pasearse por su habitación. Luego de callarla, salió de la cama y comenzó a moverse por todo el lugar. Mira los cuadros en la pared, enciende la computadora portátil y luego acomoda uno que otro libro de la pequeña biblioteca. La pantalla muestra la página donde escribe su historia y el capítulo continúa en blanco.
—Que desorden —murmura al tropezar con el montón de ropa que está en el suelo—. ¿Ya puedes hablar o sigues sorprendida por mi presencia?
—¿Vas a-a asesinarme?
—No pediste eso, así que no.
—Pero la amenaza, decía que nadie me encontrará —comenta y se cubre rápidamente con las sábanas al verlo de pie junto a la cabecera de la cama.
—Se refería a mí, Kaneís White para servirte. —Hace una reverencia. Pero la muchacha aún continúa mirándolo con temor—. Bien, si vamos a hacer esto necesitamos un ambiente adecuado para trabajar. Deberías ordenar tu habitación, colocar la ropa sucia en un cesto y no gritar. Las demás personas intentan dormir.
—¿Trabajar?
—Terminaremos tu historia, me llamaste por eso. Lo hubiéramos hecho anoche pero la cosa gritona de la pared intervino —responde estando junto al escritorio.
—León... —Eso explicaría su desmayo. Entonces sale de la cama lentamente, da unos pasitos hacia el escritorio y se sienta en la silla ante la computadora. Kaneís está a su lado, su presencia la pone muy nerviosa y no cree ser capaz de continuar.
—¿Qué clase de romance quieres que tengan tus protagonistas? Uno apasionado, peligroso, de comedia o...
—T-Todavía no lo sé. Ni siquiera escribí la parte en donde se conocen, creo que esto no es lo mío. No tengo talento. —Ella se encoge en el asiento al ver a Kaneís inclinado hacia la pantalla, lo ve levantar un mechón de cabello del costado de su cabeza. Este es blanco y lo lleva muy desordenado.
—Yo no tengo oídos y aún así puedo oír. Esta debe ser tu primera vez, ¿cierto? —Noa asiente entiendo su vista en el teclado—. Bien, comenzaremos con algo sencillo. Nada para mayores de dieciocho.
—Pero esas historias tienen cientos de leídos, muchos más de los que pueda imaginar y si utilizo el mismo recurso, entonces-
—¿Has leído esas cosas? Que pervertida.
—Sólo de paso, nunca una historia completa.
—Tu biblioteca privada dice lo contrario —comenta tocando la pantalla como si fuera táctil, lo más sorprendente es que esta responde y abre la biblioteca del usuario—. Ah, ahora se lo llama smut.
—Basta. —Hace clic en obras y abre nuevamente el capítulo en blanco—. No ayudas así.
—De acuerdo, lo siento. Escribe lo que te voy a dictar.
A la mañana siguiente, Noa es sorprendida por los rayos del amanecer que atraviesan la ventana entreabierta. No puede creer que estuvo toda la noche escribiendo y sonríe orgullosa al ver terminado cinco capítulos nuevos de su historia. Ahora se encuentra en la parte en donde los protagonista se dieron la mano por primera vez para caminar juntos. Ya quiere buscar a León para restregarle en la cara todo su progreso.
—¿Por qué te detienes? —le pregunta Kaneís, está bastante entretenido acomodando los lápices por tamaño en el escritorio.
—Me duelen las manos y quisiera dormir un poco —responde soltando un pequeño bostezo.
—No será posible, al que llamas León está a punto de entrar.
Cuando termina de decir esto, la puerta de la habitación se abre de repente y su hermano entra con la almohada en alto.
ESTÁS LEYENDO
Monstruos De Mi Ser
HorrorNoa quería desesperadamente ayuda, así que alguien se la ofreció a través de sus sueños. Un ser que tú tal vez hayas visto en tus pesadillas.