La búsqueda es más exhaustiva de lo que Kápios había pensado, además una o dos personas advirtió de su presencia a los demás. Aunque pensaron que solo estaban delirando. Él recorre las esquinas más recónditas de la ciudad a una velocidad inhumana hasta hallar a una persona que llamó su atención. Una chica bajita y de grandes anteojos, por alguna razón creyó que la conocía, entonces entra a su casa, atravesando la puerta como un fantasma.
—¿Hola? —Al girar unos brazos lo rodean con fuerza.
—Adán, no te veía hace rato. ¿Cómo estás? ¿Ya le hablaste a la chica que te gusta? Ella vino a verme hace unos días y-
La capucha que cubría la cabeza de Kápios cae hacia atrás y Margarita retrocede rápidamente al ver ese cabello blanco.
—Lo conoces, eres su amiga. Adán me envió —dice sonriendo mientras que la chica aún no puede salir de su asombro.
—De verdad debo conseguirme uno yo también —murmura y da unas vueltas alrededor del ente.
—Necesitamos ayuda, sé que conociste a Kaneís y yo me llamo Kápios. Hay algo que nos acecha, no sé qué, pero presiento que vendrá pronto.
—Yo... Sólo tengo unos dibujos, los he estado haciendo durante una semana y no sé lo que significa. —Ella accede a ayudarlo al ser una amante de lo sobrenatural, porque no todos los días puede hablar con un ser espectral o demoníaco. Margarita coloca todas las hojas sobre la mesa, no parecen dibujos, sino que son un montón de garabatos en tinta negra.
Kápios toma los mismos y los inspecciona uno por uno, ella hace una mueca cuando lo ve subir a la mesa de la sala. Toma los dibujos para colocarlos a lo largo con rapidez y luego se detiene.
—¿Que? —Margarita sube sobre una silla con cuidado y observa lo mismo que él. Los dibujos, en conjunto, forman una imagen bastante clara. Un gran espejo agrietado en la parte baja—. ¿Qué es esto? ¿Lo entiendes?
—Si, gracias —responde dando un salto y cae de pie—. Ya sé lo que tengo que hacer.
En menos de unos minutos Kápios regresa a la casa de Adán, encontrando una escena bastante inquietante. Kaneís está allí, junto a los jóvenes, además se siente bastante nerviosa a causa de eso. El ser pálido se mantiene a unos pasos de la pareja mientras los observa fijamente.
—Ya regresé —anuncia su llegada, haciendo que los presentes dirijan su atención a él—. Necesito que duerman, tengo el presentimiento que la solución está en los sueños.
—Oh... Yo lo haré —responde Adán. Luego se acerca a Noa para darle un abrazo, esto sorprende tanto a Kaneís como a Kápios. Pero es algo que este último ansiaba, el abrazo un poco más que uno habitual. Entonces el pelirrojo se separa un poco para luego caminar hacia Kápios—. ¿Qué debo hacer?
—Acuéstate en la cama y duerme. Yo estaré allí contigo —responde mientras lo acomoda sobre el suave colchón. Se tumba a su lado y lo rodea con sus brazos una vez ubicados. Adán poco a poco va cerrando los ojos, debido a la falta de sueño que ha sufrido esta semana. Tiene marcadas sombras bajo sus ojos y cae dormido en poco tiempo junto con Kápios.
Noa se aleja unos pasos y toma la computadora portátil del pelirrojo. La misma tiene contraseña pero él le dio la combinación de letras y números. Kaneís la observa con atención, cada uno de sus movimientos.
—¿Qué haces? —pregunta, luego de que la curiosidad lo venciera.
—Terminar con esto. —Entra en la página y abre la historia que estaba escribiendo, la misma que causó todo este desastre. Una pequeña e insignificante cosa que casi llega a acabar con la vida de dos personas. Aunque reprime un grito de horror al ver que apenas el capítulo uno está allí, el resto desapareció sin más. Debido a esto maldice entre dientes y comienza de nuevo.
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Monstruos De Mi Ser
HorreurNoa quería desesperadamente ayuda, así que alguien se la ofreció a través de sus sueños. Un ser que tú tal vez hayas visto en tus pesadillas.