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"Y que importa si no soy perfecto."
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La estación de tren estaba concurrida, llena de personas en abundancia, que iban de un lado a otro con maletas y papeles que se movían por la fuerza del viento.
Armin caminaba junto a Eren en una distancia común, arrastraba una pequeña maleta, tenía un peso adecuado, y aunque Eren insistió en que el podría llevarla Armin se negó, bastante tenía con que lo trataran de débil.
Armin estaba mirando a cualquier lado menos al castaño, no entendía porque de repente la vergüenza lo había embargado, su corazón palpitaba con desdén, sus manos estaban sudadas y esa era su excusa para no darle su mano a Eren para que el pudiera tomarla.
一Armin...
Él de ojos azules se atrevió a mirar hacía el moreno, su rostro nervioso y tímido, Eren se acerco, aún más de lo que ya estaba.
一¿A qué le temes ahora, que no puedes tomar mi mano?一Eren hizo la pregunta.
Aunque sabía que tal vez esa no era la pregunta correcta para hacer en la ocacion, pero que podría decir, "Armin, calmate, deja de perder los estribos, no estamos haciendo nada malo", no diría eso, era aún mas inexacto.
¿A qué le temía?, la pregunta de Eren viajo hacía la cabeza de Armin, ahí en su mente, se pregunto a que le temía, la verdad que no estaba al tanto de cual era su temor en el momento, el solo estaba confundido.
Quería tomar a Eren de la mano sin embargo no se atrevía ni siquiera a hacer un rose, no entendía porqué, pero sabía que no tenía porque sentir temor o incluso vergüenza, tomar la mano de Eren era lo único que debía rescatar, debía dejar su pena de lado.
一No es nada一le dijo, buscando la mano contraria y finalmente entrelazandola con la suya一nada que no pueda arreglar yo mismo.
Eren le sonrió, orgulloso de escuchar tales palabras saliendo de su boca, caminaron con tranquilidad hacía el vagón del tren en dónde tenían sus lugares, los habían reservado el día anterior.
Entrando en silencio tomaron sus respectivos asientos, las cosas con las que cargaban la dejaron sobre el estante arriba de ellos, Armin tomó el asiento cerca de la ventana, le gustaba admirar cada uno de los paisajes y lugares por los que pasarían.
