"Conocerte fue maravilloso, un día tranquilo, mirándo como las olas viajaban pasivas, que magnífico eres, cómo alegres ojos verdes brillaban bajo la brisa de un cálido cielo azul, y preguntastes: ¿seguiré siendo el único en un par de años?, te juro que no lo sabía,(que en ese momento no había una respuesta de mi parte), que serías mi para siempre, que iría de tu mano no solo en un par de años sino para toda la vida y hoy te respondo: seguirás siendo el único por todo el resto de está vida, aún cuando el alma ya no esté presente y los miedos y recuerdos se hayan ido, serás el único, después de lo que nos espera de la muerte, en lo que sigue y en lo que nos espera del otro lado, seguirás estando aquí, en mi mente, porque en este lapso de tiempo y vida, serás y eres el único. Tal vez cuando nos conocimos no fue el mejor comienzo, cuando te encontraba mirando hacía otros lados, que si es mejor, que si es peor, que si el mundo te escuchará, pero estaba yo, analizando, que si había alguna posiblidad de quedarme, aún cuando no había nada para confirmar y entonces que fue lo que pasó, que tan solo un día llego y ya éramos inseparables, que lindo fue, que lindo fue, tenerte entre mis brazos. Cuando no puedas amarte más, quédate otro tiempo más y déjame regalarte en exceso este amor que por ti siento."
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...
Judge volvió y Armin lo miro en paz, con la tranquilidad en su mirada.
Pero con un nudo en la garganta.
Y el llanto que regreso de repente cuando continuo viéndolo por un momento.
Judge con un ramo de flores en la mano.
Y no sabe porque eso lo hizo llorar tan fuertemente.
Había un llanto, ojos azules con lágrimas, triste melancólia de una vida, y también lo había todo, todo estaba ahí escondido.
Judge tomo las flores mientras contemplaba con amargura aún niño como el sol llorar, sus manos trensando las flores en una corona, bajo la mirada llorosa de Armin.
Pero Judge se quedó ahí, trenzado las flores delicadamente.
Como si ignorar el llanto del contrario fuera más fácil que consolarlo.
Entonces termino la corona de flores, mirando tristemente a Armin, mientras se acurrucaba en su pequeña compasión.
—A mi madre le encantan las flores—Judge se acerco, sus dedos peinando los cabellos de oro, con una de sus manos y con la otra colocaba la corona sobre la cabeza de Armin.
—¿Qué haces Jud?—Armin se encontró preguntando.
Judge no sabía si la pregunta era por la corona de flores o en realidad por todo lo que hasta el momento había hecho pero siguio así, en un casi infinito suspenso.
Mientras Armin se secaba sus débiles lágrimas por todo lo más grande de su vergüenza, de parecer un niño desolado llorando al lado de quién le gustaba y al mismo tiempo llorando por aquel hermoso hombre que aún después de la muerte seguía amando.
