¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"¿Armin recuerdas cuando nos conocimos por primera vez?"
Eso fue hace varios años en uno de esos festivales de "Hanabi", cuando la noche estaba dando entrada, y el cielo mantenía los últimos rayos de sol, un espectáculo hermoso y natural presenciaron sus ojos ese día y el solo se limitó a mirar maravillado.
Cuándo al fin la noche había llegado totalmente, la cantidad de personas había crecido, ansiosas por ver el espectáculo ahora artificial de luces que iluminaria el cielo.
—¿Puedo sentarme contigo?—oyó una voz, suave como el murmullo de un océano susurrante.
Una pregunta, una sonrisa y una mirada llena de un brillo desconocido, fue todo lo que Armin pudo comprender, fue todo lo que pudo ver, inmerso en esos ojos que jamás en su vida había visto hasta ahora.
Reaccionando después de unos segundos, asintió volviendo su mirada hacía el cielo, no esperaba tener compañía, no estaba feliz pero tampoco le disgustaba la idea, siquiera sabía quién era esa persona para alegrarse.
—Muchas gracias, mis amigos se quedaron atrás, les dije que necesitaba ver esto, no iba a detenerme por ellos—el agradecimiento llegó, más Armin solo se encogió de hombros.
Pudo ver una sonrisa de reojo, insitandolo a sonreír a el también.
—¿Desde dónde vienes?—le preguntó el extraño, deshaciendo el silencio que había entre ellos.
—No lo sé–le dijo Armin, mirándolo—eh estado perdido últimamente—fue una respuesta llena de broma. Pensó en decir la respuesta verdadera, pero no era necesario.
—¡¿De verdad?!, eso suena interesante—le dijo mientras sus manos viajaron hasta el pasto arrancando algunas partes, para luego lanzarlas al aire.
Armin se rio, por ambas cosas, por su respuesta y por su acción, además se preguntó, ¿por qué sería interesante perderse, de todos modos?
—Si, supongo—le contestó, siguiendo la misma acción del extraño, arrancando partes del pasto pero sin lanzarlos al aire, manteniendolos entre su puño.
—¿Cuál es tu nombre?, yo soy Eren—Le extendió la mano amistosamente, y Armin la tomó.
—Armin...—le dijo su nombre, sonriendo alegremente, como un niño recibiendo un regalo.
Una sonrisa infantil creció en la cara de Eren tambien.
—Oh, Armin, ¡seamos amigos!—exclamó con emoción.
Los fuegos artificiales iluminaron el cielo nocturno, haciendo contraste con el sentimiento nuevo que emergia directamente hacía Armin.
