17-Tu eres mi destino...?-

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-Tu eres mi destino... ?-

Había encontrado algo llamado  Candy consistía en formar una hilera de tres frutas iguales según entendí para poder avanzar niveles, supongo que los humanos a esto le llamaban juego, de donde yo vengo, juego se le llama lanzarse bolas de barro a la cara o al cuerpo, pero en fin, son diferentes culturas supongo. Estuve un buen rato jugando hasta que vi la hora faltaban 5 minutos para que el timbre de salida tocara, decidí mandarle un 'mensaje' a Romeo para que guardará mis cosas en mi mochila ya que habia dejado todo en mi curso. La campana sonó y ahí decidí salir del baño.

*Te esperamos afuera.

Respondió Romeo a mi mensaje.

Todos habían salido de sus clases a excepción de mi y de él... podía sentir su aroma levemente, me quite el collar y lo observe un lado era negro y el otro blanco parecía que podía separarse pero no lo estaba, decidí entrar por la puerta que daba la espalda a los pupitres, el estaba terminando de guardar sus cosas asique lentamente me acerque por atrás y extendi mi brazo sobre él, el collar quedó colgado de mis dedos mientras se balancea frente a sus ojos, él inmediatamente giró el rostro para encontrarse con mis ojos.

-Estas vivo -afirmé. -Es tuyo -apoyé mi trasero en la mesita de su pupitre y observe el collar por última vez, despues la pase por su cabeza para dejarla en su cuello -No hablas? -pregunté al observar que no me decía ni una palabra y sólo me observaba fijamente. -Será este el efecto secundario? -pensé en voz alta, cerré mis ojos y puse una de mis manos en su pecho y él pareció sobresaltarse.

-Que, Que haces? -apartó mi mano.

-Si hablas, estaba asegurándome de que tu corazón late bien -suspire - tienes una linda voz, porque no la presumes conmigo? -se ruborizo levemente -Quizás... -dudé un poco -Me tienes miedo? -me reí un segundo- lo siento -susurre un tanto bajo pero me escucho. -Te golpearon muy fuerte, estabas a punto de morir. Asique decidí salvarte, no pareces un chico malo, arriesgue tu vida, no lo voy a negar, y me disculpo por eso quizás no querías seguir en este mundo y yo te obligue a hacerlo -desvíe mi mirada de sus ojos.
No parecía tener intenciones de hablar simplemente me miraba.
Deje de insistir y simplemente me levanté para irme, aunque su mano quedó en mi muñeca, fue entonces que le dirigí la mirada, primero a su mano y después a sus ojos.

-Gracias. En ningún momento desee morir, y ahora, por alguna razón, siento que debo estar contigo, y no quiero que te alejes. Pero, no se que eres, o quien eres, o que intenciones tienes conmigo, nose si deba acercarme a ti, realmente nose que debo hacer.

-Solo déjame, protegerte. -quise irme pero su mano no me soltaba, esta vez bajo a mi mano lo que me sorprendió un poco.

-Que eres? -baje mi mirada al piso.

-No puedo decirte. Al menos, no ahora, sólo puedo decirte que. Espera, un poco mas y te diré.

-Cuanto más? -se paró y me miro desde arriba me sacaba una cabeza y unos centímetros más, asique tuve que levantar la cabeza para esta vez poder verlo a los ojos. -Cuanto más? -volvió a preguntar.

-Unos meses -susurre. -Hasta el momento, voy a estar a cuidando de ti, vine a tu mundo con un objetivo, pero... ya no estoy segura de que ese sea mi verdadero objetivo. Debo irme. Vas a tu casa?

-Si... -no diria que estaba admirandome sino que parecía estar analizandome con la mirada.

-Te acompaño. -sonreí por primera vez.

Mi mate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora