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30 Mayo. 22:10

Tras el matrimonio Jaebeom pensó que no vería más a la pareja, pero estaba terriblemente equivocado, a los pocos días y con la suposición de que tras finalizada la luna de miel de la pareja, Ryo invitó al pelinegro por unas cervezas para charlar y ver un partido de fútbol de la champions league, difícil fue rechazarlo, más que por la insistencia del japonés, por las ganas que tenía de salir y distraerse del trabajo además de tener alguien con quien comentar aquel partido que deseaba ver. Se encontraron en un pequeño restaurante donde se reunían los hombres de negocio a ver diferentes juegos y beber tras la salida de las oficinas. Jaebeom llegó puntual y no tuvo que esperar mucho por su amigo, ambos se saludaron alegremente y pidieron las bebidas. Risas y comentarios sobre cómo debían jugar los futbolistas no tardaron, y gracias a que el japonés de Jaebeom había mejorado considerablemente durante los meses que llevaba en aquel país no tenían mayores conflictos al comunicarse mayoritariamente era cuando el menor de ellos olvidaba alguna palabra en específico tras los vasos de cerveza.

Tras aquella salida Jaebeom fue invitado a la casa de Ryo, con la excusa de la celebración de año nuevo lunar, y el exceso de comida preparado por Sooyoung, asistió con una sonrisa ayudando en las pequeñas cosas que la mujer le permitió y por, sobre todo, disfrutando de los exquisitos platos, tanto tiempo había pasado desde la última vez que comió un kimchi casero, que la mujer le dio incluso una porción al ver la extrema felicidad en el menor tras cada bocado. El sabor era único, en perfecto equilibrio de picante y el sabor avinagrado de los vegetales.

Jaebeom se había convertido en un asistente regular en el hogar de la pareja, siendo constantemente invitado a cenar durante los fines de semana. Era agradable platicar con ambos, del trabajo y de la vida en general, oír los planes a futuro de ambos no le dolía en absoluto, ya había pasado la etapa de duelo, y aunque percibía las insinuaciones hacia Jinyoung por parte de Sooyoung únicamente reía aclarando la amistad y por sobre todo su poco interés en los hombres en aquel momento, claro no se cerraba a la posibilidad ya que una mujer seria constantemente comparada con su fallecida mujer, pero por el momento estaba perfectamente solo y acariciando a los pequeños felinos que aparecían en su camino al apartamento al salir del residencial barrio.

Jaebeom sonrió ya en su apartamento, le gustaba como iba la vida que llevaba, pero de igual modo extrañaba Seúl, sus amigos estaban allá, su hermano y por sobre todo la sepultura de Sooyoung, lugar que no ha asistido desde el funeral. Cerró sus ojos mientras su sonrisa se desvanecía, había sido una decisión inmadura abandonar todo tan rápido, pero aquel momento fue un trauma horrible, no se imaginaba en aquel apartamento solo, el hacer su maleta de viaje había traído numerosos recuerdos felices con Sooyoung en aquel lugar, acompañados del dolor en su pecho y las lágrimas que brotaron incontrolables por sus ojos, jamás habría soportado los cinco meses que llevaba en Japón dentro de aquel apartamento.

Sabía que Hyunsik se había encargado de cubrir cada mueble para evitar el polvo y limpiar regularmente ahora que su regreso estaba a pocos días de suceder, los días podían ser contados con sus manos y eso le provocaba una ansiedad única, quería volver, pero el miedo a volver a sufrir por la pérdida y los cambios en su vida estaban carcomiendo su cabeza y por sobre todo, la idea de aquella mirada llena de lástima por sus cercanos aun no salía de su memoria.

8 junio, 20:30.

Pocos días pasaron hasta volver a reunirse con la pareja, con una sonrisa sirvió el vino que había llevado.

—¿Celebramos algo? —cuestionó Sooyoung tomando su copa al igual que su esposo.

—Jaebeom tiene algo que decirnos —respondió Ryo, haciendo un ademán para que el nombrado hablara.

—Han pasado un par de meses desde que los conocí, y aunque llegue al matrimonio como un extraño, estos días juntos han sido divertidos, incluso son prácticamente los únicos amigos aquí —sonrió mientras la pareja imitaba el gesto —y lamento comunicarles que no podremos volver a reunirnos, debo volver a Corea ya que el trabajo que estaba realizando finalizó.

Un suspiro se dejó escuchar por ambos y luego Jaebeom fue atraído en un cálido abrazo.

—No lo hagas sonar como una despedida —regañó la mujer al separarse -nos volveremos a ver, y tal vez más pronto de lo que piensas, planeamos visitar a mi familia en Jinhae-gu, y luego a Jinyoung en Seúl.

—Podemos hacer una reunión en casa de tu hermano —sugirió Ryo a lo cual Sooyoung asintió en aprobación.

—Aunque debe terminar primero la temporada de entrenamientos y luego la Liga —suspiró Ryo con poco entusiasmo.

—Lo importante es que mantendremos el contacto, y más te vale responder nuestros mensajes —amenazó la mujer haciendo reír a ambos.

Continuaron con la cena de despedida al conocer la partida del menor con sonrisas y una entretenida platica acabo la noche, despidiéndose con un abrazo de la pareja la salida del hogar, Jaebeom escuchó nuevamente la amenaza de la mujer convenciéndose de que no se trataba de una broma y el susurro de Ryo lo confirmó mientras se abrazaban.

—Más te vale contestar o realmente pateara tu trasero.

—Lo haré —respondió antes de soltar el cuerpo del mayor. —Estamos en contacto.

—Espera Jaebeom —sonrió la mujer entrando rápidamente en su hogar, volviendo a los pocos minutos con un sobre —¿Puedes entregarle esto a Jinyoung?, son las fotografías del matrimonio. —asintiendo el menor tomó el sobre guardándolo entre sus cosas. —Muchas gracias, ten un buen viaje.

Jaebeom se despidió con la mano antes de tomar el camino hasta la estación y como de costumbre por aquel barrio acarició a cualquier felino que no tuviese miedo de acercarse a su extendida mano, dibujando al instante una sonrisa mientras sus dedos se rozaban por el suave pelaje y el felino presionaba su cuerpo un poco más contra su mano. Siempre quiso una de esas bolas de pelo, pero la alergia de Sooyoung lo impidió destruyendo toda esperanza de tener uno en su hogar, aunque en aquel momento estaba agradecido, no hubiese podido viajar teniendo tal responsabilidad a su cargo. Dejó un par de caricias más antes de retomar su camino, aun debía terminar de preparar su maleta y dormir para su poco ansiado viaje durante el día siguiente.

Cuando llegó al aeropuerto de Incheon, su hermano estaba esperándole, abriendo los brazos inmediatamente al verlo en su rango de visión.

—Al fin llegas —sonrió el mayor aun rodeándolo con sus brazos. —Supongo que estás hambriento.

—Ni te imaginas cuanto —rió Jaebeom cuando pudo salir del agarre.

—Sí es así, es mejor que nos vayamos pronto —Hyunsik empujo el carrito que mantenía el equipaje de su hermano hasta la salida mientras escribía rápidamente en su teléfono.

—¿Y cómo han estado las cosas en la oficina?

—Todo en orden, Yugyeom y Kunpimook han hecho un gran trabajo juntos, y los casos que tenías aceptaron de buena manera el cambio y los cerramos favorablemente.

Jaebeom asintió entrado al auto mientras dejaba que su hermano condujera hasta su apartamento, allí sus amigos le estaban esperando con comida y cerveza para celebrar su regreso. 

Syngnathidae [JJ Project/Bnior]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora