Capítulo 6

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Le doy un fuerte abrazo a mi madre y salgo de la casa junto a Peter. Lo primero que noto es la fuerte luz solar que casi me deja ciega. Carajo. Debí haber traído. Mis lentes de sol. Entrecierro un poco los ojos 7y camino hacia la camioneta donde Peter abre la puerta del maletero y mete todas mis cosas con cuidado. Me giro y en la puerta veo a mi madre que me observa atentamente y se me encoge el corazón. Quisiera que el menos pueda ver mi diploma entes de que me marche. De seguro ella se muere por verlo.

Camino hacia ella.

—¿Pasa algo cielo? —Frunce el ceño y mira con suspicacia a Peter guardar mis cosas en el coche.

—Solo me preguntaba si tú tienes tiempo para acompañarme a la escuela. Así podría ver mi diploma antes de que me marche. —Me muerdo el labio inferior y ella pone cara de sorpresa.

—Por supuesto que me encantaría ver tu diploma cielo. -Casi parece ofendida. —Pero no tengo tiempo para acompañarte. Tengo una reunión realmente importante con un cliente en unos treinta minutos. —Hace un mohín a modo de disculpas. Ya me imaginaba yo que tendría que irse a trabajar. De lo contrario no estar tan elegantemente vestida tan temprano en la mañana.

—Oh. —Ahora soy yo la decepcionada. Tenía esperanzas de que me acompañara.

—¿Sabes qué? —Me sonríe ampliamente. —La próxima semana podría ir a Nueva York para hacerte una visita.

Mierda.

Me muerdo otra vez el labio inferior. No creo que a Steve le vaya hacer mucha gracia que mi madre nos visite en el apartamento. Aunque por supuesto no se va a oponer a que mi madre me visite a Nueva York. Lo que realmente me preocupa es como ambos se comportaran el uno frente al otro. De por si es malo que Steve se quiera agarrar a golpes con mi padre cada vez que se ven para que también lo quiera hacer con mi madre. Tendré que hablar seriamente con él y pedirle que se comporte.

—Claro. —Acepto algo dudosa. —Ya te escribiré cuando me vaya bien.

—Bueno cielo, creo que ya tienes que irte. Peter te está esperando. —Hace una seña con la cabeza. Me giro y en efecto, veo a Peter esperándome con la puerta abierta.

—Si. Tienes razón. —Le doy un rápido abrazo. —Nos veremos pronto.

Me doy la vuelta y camino hacia Peter.

—Hora de irnos, Peter. —Me meto en el coche y el cierra la puerta con suavidad tras de mí.

Él se mete en el coche en el coche, lo enciende y en pocos segundos nos adentramos en las calles de mi vieja barriada y caigo en la cuenta de que posiblemente ya no vuelva más nunca. Ya no tengo absolutamente nada que me ate a este lugar. Al principio estaba algo preocupada por mi madre porque creía que la encontraría muy devastada y decaída, pero fue todo lo contrario. La vi muy erguida y fuete a pesar de estar pasando por este trago amargo. Sin duda lo superará y seguirá adelante. Ya no tengo que preocuparme tanto por ella.

Aunque si estaré muy al pendiente de ella por si necesita algo.

Peter y yo salimos de la barriada y nos metemos por la carretera que nos llevara directo al colegio. Miro a mi alrededor y veo algunas personas que abren sus establecimientos comerciales. La típica rutina mañanera de este pueblo. Sacudo la cabeza y en ese momento escucho mi teléfono sonar dentro de mi bolso. Lo saco y lo que veo en la pantalla me hace sonreír tan ampliamente que la sonrisa no me cabe en el rostro.

Steve: Buenos días, cariño.

Me humedezco el labio inferior con la lengua y escribo una respuesta que sé que lo hará sonreír tan ampliamente como yo en estos momentos.

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