Capítulo 10

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—¡¿Qué?!  —Rose exclama con los ojos abiertos como platos.  —¿Me estas jodiendo?  —Se pasa las manos por su pelo rojizo realmente sorprendida por la noticia que le acabo de dar.  —Bethy, esto es.

—Lo sé.  —La interrumpo mordiéndome el labio inferior.  —Ni yo misma me la creo aún. Es una completa locura.  —Dejo el tenedor a un lado y tomo un trago de mi limonada.

—Quiero decir, sabía que ambas la literatura y todo eso, pero, jamás me imagine que escribieras y menos aún, que un gran editor estuviera interesado en tu libro.  —Casi da saltitos de alegría en su silla y sacudo la cabeza divertida ante su entusiasmo.  —Si tu libro se publica y tiene grandes ventas, ¡serás famosa!

Wao. Esta realmente emocionada y feliz por mí. sabía que se volvería loca con la noticia de mi libro, pero no sabía hasta qué punto. Su entusiasmo por lo que está a punto de ocurrirme me hace sonrojar.

—Qué va.  —Suelto una carcajada.  —No creo que me convierta en una escritora famosa.  —Bufo ante lo absurdo de esto. Recién escribí mi primer libro y por un mero milagro, me lo van a publicar. Aun me falta muchísimo para convertirme en una escritora famosa.

—Nunca digas nunca.  —Alza su baso de cristal y me lanza un quiño.  —Todo escritor comienza como tú.

—Sí, pero...

—Anda ya.  —Me interrumpe y deja su vaso sobre la mesa.  —Cuéntame de que va tu libro.

—Bueno...

Durante los próximos veinte minutos me dedico a contarle la historia que estoy escribiendo y ella me escucha extasiada con sus enormes ojos cafés abiertos riéndose a carcajadas en las partes graciosas y llevándose una mano al corazón en las partes más tristes. Es una total dramática y sus expresiones en cada momento de la historia me hace soltar una carcajada. Sin duda le ira bien en su carrera de teatro.

Al finalizar mi relato, ella estira su mano sobre la mesa y toma las mías.

—Bethy, Destino será el próximo best seller del New york time.  —Su solemnidad y confianza me llena mucho de entusiasmo, pero del dicho al hecho, hay un trecho y no me quiero ilusionar tan pronto.

—Pues eso ya lo veremos.  —Doy un último bocado a mi ensalada cesar y miro a través de la ventana porque algo me llama la atención repentinamente.

Entrecierro un poco los ojos y de pronto lo veo. ¡Mierda! ¡carajo! ¿Por qué tiene que pasarme estas cosas a mí? Esto no me puede estar pasando justo ahora. Lo miro de nuevo entrecerrando los ojos por si lo habré confundido, pero no. Es él y me está observando con una asquerosa sonrisa macabra en sus labios que deja entrever sus dientes podridos. Se me hiela la sangre por todo mi cuerpo. ¿Qué hace ese maldito yonqui aquí? De seguro me vio caminando con Rose y al reconocerme, me siguió hasta aquí. Carajo. ¿ahora me acosa a mí también?

Rose me da un apretón de mano.

—Oye, ¿pasa algo? —Me da un ligero jalón y me giro hacia su cara preocupada.

—No.  —Respondo apresuradamente.  —No pasa nada.  —Tomo mi teléfono de la mesa a toda prisa y busco el contacto de Steve.

Le escribo el texto lo más rápido que puedo.

Yo: Steve, el maldito yonqui me ha seguido hasta el restaurante donde estoy con Rose. Por favor manda a Peter inmediatamente por mí.

Envió el texto con el corazón en la mano. ¿Por qué fui tan imbécil en decirle a Peter que me dejara sola con Rosé? Si él estuviera a mi lado en estos momentos, eses maldito narcotraficante no me habría seguido. De reojo miro por la ventana y me percato de que aún está ahí afuera. Observándome.

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