Capítulo 7

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Entramos al apartamento en penumbra y al encender la luz, la familiaridad del lugar me hace soltar un suspiro como si hubiera estado fuera de aquí por miles de años en lugar de solo un día. Hogar, dulce hogar. Ya me moría de ganas de regresar y estar aquí. Es muy extraño porque, en tan poco tiempo, este lugar se ha convertido como en un pequeño refugio para mí. Me desperezo un poco y camino hacia la sala principal seguida por Steve y me siento en el sofá. Steve se sienta a mi lado, toma mis piernas y las coloca sobre su regazo.

—¿Quieres descansar un poco antes de salir esta noche? El vuelo te debió dejar agotada. —Me quita los zapatos y empieza a masajearlos con tal delicadeza que se me escapa un suspiro.

—El vuelo solo duro un par de horas. No estoy cansada. —Cierro los ojos y me relajo ante el delicioso. —Quizás me ponga a ver una película para matar el rato. —Abro los ojos y lo veo haciendo pucheros.

—No podre verla contigo cariño. Tengo muchísimo trabajo que hacer. —Levanta mi pierna y me da un suave beso en el centro de la planta de mi pie y me hace cosquillas.

Mmmm...

—Y yo que pensé que veríamos una película y nos meteríamos mano. —Estiro mi brazo y entierro mis dedos en su suave pelo.

Me da otro beso en el pie.

—Y me encantaría cielo, pero no puedo. –Me mordisquea los dedos y pegó un ligero brinco. —Aunque es de meternos mano sí que lo haremos luego. —Arquea las cejas de forma sugerente y suelto una risita.

—Ya lo creo que sí. —Le doy un ligero empujoncito con mi pie y el empieza a mordisquearlo ocasionándome más cosquillas y me retuerzo desesperada por zafarme de él. No soporto las cosquillas en ninguna parte de mi cuerpo. —¡Steve! ¡Vasta! —Grito como loca retorciéndome y riéndome como loca esquizofrénica como si me estuvieran practicando un exorcismo mientras el lame y mordisquea la planta de mi pie sin piedad. —Por favor para ya. —Le suplico y al fin sede.

—Está bien, está bien. —Deja mi pie con delicadeza a un lado sobre el sofá y se levanta. —Tengo que ir a trabajar cielo. —Me da un beso en la frente y da media vuelta para marcharse a su estudio, pero entonces se detiene. —Por cierto, ¿Dónde está?

Frunco el ceño.

—¿Dónde está qué? —Me incorporo y me siento en el sofá sin comprender a que se refiere.

Él pone los ojos en blanco.

—Pues el diploma. —bufa como si fuera lo más lógico del mundo. —Quiero ver tu diploma.

—Peter lo llevo a la habitación junto a mis otras cosas. —Me encojo de hombros y me suelto el pelo. —Si quieres verlo ya...

—¡Por supuesto que sí! —Casi chilla emocionado y me insta con las manos para que lo vaya a buscar.

Suelto un resoplido y subo las escaleras despacio. Al llegar a la habitación, veo que mi mochila y el resto de mis cosas están sobre la cama. Me acerco rápidamente, abro mi mochila y tomo mi diploma. Lo miro unos instantes y bajo nuevamente hasta la sala y le entrego mi diploma un Steve desesperado y lo mira con los ojos abierto como platos. Lo mira por todas partes como si fuera la primera vez que ve uno. Casi me entra la risa al ver su brillo en sus ojos verdes llenos de estupefacción.

—Vaya. —Susurra dando un paso más hacia mí y me da un pico en los labios. —Felicidades, mi cielo.

Ya me había felicitado antes, pero, no puedo evitar sonreírle ampliamente llena de orgullo propio por haber alcanzado este nuevo logro en mi vida. Sobre todo, cuando se le ve demasiado emocionado por mí.

Destino EscritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora