Capitulo 31

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—Eso es todos por hoy chicos, ya pueden retirarse.

Nuestro profesor da la clase por finalizada soltando un suspiro exasperado pagando la computadora y el data show. Ufff, carajo menos mal. Esta clase se me estaba haciendo eterna. Muy eterna. Parta mis los miércoles son los días más pesados. Recojo todas mis cosas y salgo del salón junto con otros alumnos. Tomo mi teléfono del bolso y consulto la hora. Doce y treinta. Es temprano. Aún tengo tiempo para almorzar algo antes de irme para m entrevista de trabajo en la librería Strand Bookstore.

Me entusiasma mucho comenzar a trabajar nuevamente. Ya iba siendo hora. Es cierto que estoy algo ocupada con la universidad y mis libros pero eso no significa que deba quedarme en el pent house sin hacer absolutamente nada. Acepte vivir con Steve en su apartamento con la condición de que yo también colaboraría. Y eso es justo lo que hare.

Camino hacia la cafetería bajo la atenta mirada de algunos alumnos que no disimulan su curiosidad al verme pasar junto a ellos. ¿Qué diablos pasa aquí? Desde hace algunos días que he notado que algunas personas actúan muy extraño al verme. Sacudo la cabeza quitándole importancia y le envió un texto a Rose.

Hace varios días que no almuerzo con ella y quiero ponerme al dia con los chismorreos.

Yo: Hey tú, ¿estas libre? Voy canino hacia la cafetería para comer algo.

Envió el texto esquivando a una chica que estaba a punto de chocar conmigo y me lanza una mirada asesina. Le devuelvo la mirada igual de agresiva, pero sigue su camino de largo sin decir media palabra. muy sabio de su parte.

Mi teléfono suena. Es un texto de Rose.

Rose: Yo siempre estoy libre para ti bebe ;) espérame en la cafetería y guárdame un puesto. Estaré ahí en tres minutos.

Sonrió ante el texto de Rose mientras continúo caminando con pasos lentos procurando de no chocar con nadie hasta llegar a la cafetería. Aquí dentro está lleno de estudiantes tomando asiento con sus bandejas llenas de comida de dudosa procedencia charlando entre sí. Hace varios días que no almuerzo aquí. De hecho, solo recuerdo haber almorzado una vez con Rose. Hoy no se me apetece salir a un restaurante y enfrentarme al tráfico de la hora pico. Prefiero comer aquí y luego irme directamente a mi entrevista.

Camino había la barra y tomo una ensalada de frutas, un refresco y una hamburguesa. Le pago la cuenta a la dispensadora. Miro a todas partes y con alivio localizo una mesa vacía que está en una esquina. Menos mal. La cafetería esta tan abarrotada que es difícil encontrar un lugar. Comienzo a desenvolver mis cubiertos y cuando alzo la mirada, veo a Rose entrar a través de la puerta. Inmediatamente una sonrisa se me dibuja en el rostro. En tofos estos días la he echado de menos. Hemos hablado una o dos veces por teléfono, pero no es lo mismo.

Ella me busca con la mirada y cuando me ve, me quiña el ojo de manera traviesa y se dirige a la barra de la comida para buscar su almuerzo. Ahora la cafetería esta todavía más llena que hace unos minutos atrás. Cielos, es como si todo el mundo hubiera decidido que hoy era el día de comer aquí en la cafetería. Rose camina hacia mí con su bandeja llena de comida y se sienta a mi lado soltando un resoplido.

—Estoy hambrienta.  —Se pasa una mano por el pelo y entonces m mira con atención. —¿Y cómo has estado? Siento que hace siglos que no nos vemos.  —Arquea las cejas de manera acusatoria desenvolviendo sus cubiertos.

Pongo los ojos en blanco ante su exageración. Nos vimos la semana pasada por el amor de Dios. Y hemos hablado por teléfono. Decido hacer caso omiso a mi exasperación.

—Mi fin de semana estuvo muy bien.  —Le doy un mordisco a mi hamburguesa.  —¿Y qué tal el tuyo?

Hace una mueca de disgusto.

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