Prologo

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Steve

Algo me dice en mi interior que las cosas no están bien. Que algo malo va a ocurrir. Quizás sea por la paranoica que tengo al saber que mi preciosa novia esta con el psicópata de su padre. El mismo hombre que intentó matarme y sepárame del amor de mi vida hace unos meses atrás. Pase un jodido infierno cada día que pasaba lejos de Beth mientras me recuperaba del disparo. Estuve a punto de meter a ese maldito canalla en la cárcel. Y lo habría hecho si no fuera porque es el padre de la mujer que amo. Eso y porque no tengo pruebas suficientes que demuestren que el intento matarme ya que los únicos testigos presentes aparte de Beth, fueron los matones que contrato ese imbceil. Estiro mi mano y acaricio el cristal del marco de madera tallada que enmarca la preciosa foto mía y de Beth en Paris tras la torre Eiffel.

Miro la pantalla de mi teléfono y me paso una mano por el pelo algo nervioso al no saber nada de Beth. Ha pasado media hora ya desde que hable con ella y tengo miedo que el psicópata de su padre se la haya llevado a la fuerza contra su voluntad de regreso a ese maldito pueblo de donde la saque. Aunque no lo creo. Henrry y el otro guardaespaldas ya me habrían llamado enseguida. Dejo el teléfono sobre la mesa y continúo examinando lo planos para nuestro dispositivo de seguridad. Veo algunas fallas garrafales y casi pongo los ojos en blanco. ¿Qué diablos le sucede a Oliver? Esta es la primera vez que me presenta un plano de un nuevo dispositivo con tantas fallas.

Este nuevo dispositivo es crucial para esta compañía. No puedo permitir fallas de ningún tipo. Todos los detalles tienen que estar perfectos sin ningún error. Me extraña que estos planos estén tan llenos de error. Oliver sabe más que nadie la importamxia se este. Más le vale darme una excelente explicación para sus fallos.

Tomo el teléfono y marco a mi asistente.

—Itzel, dile a Oliver que cuando regrese del almuerzo, pase inmediatamente a mi oficina.

—Claro señor Jones. —Hace una pausa. —¿Necesita algo más?

—No. Continua con tu trabajo.

Le cuelgo y dejo el teléfono en su lugar. Carajo. Arreglar estos planos tomaran tiempo y dinero a la empresa. Me paso una mano por el pelo. No me importa tanto lo del dinero. Me importa el tiempo que nos tomara modificar todos estos malditos errores, modificar el aparato, confeccionarlo, ponerlo a prueba y luego lanzarlo al mercado. Tendré que retrasar el encargo de todos los materiales que les había pedido a mis proveedores en Japón y China. Esto es una maldita mierda. Tendré que hablar seriamente con Orlando y dejarle bien claro que, al próximo error estúpido, quedara fuera de mi compañía. No admitiré mediocridad dentro de esta empresa ni en las otras cinco.

Tomo mi teléfono y estoy a punto de llamare a Beth, pero es probable que esté hablando con su padre de algo muy serio y no quiere que la interrumpa. Ella odia que la interrumpe en una conversación. Sobre todo, si está hablando de algo muy serio. Según me dijo esta mañana, su padre quería hablar sobre la universidad y su madre. Espero que no trate de convencerla de que se regrese a ese pueblo de cuarta con él. Sería una total perdida de su tiempo. Primero muerto antes que dejar que la aparte de mi lado.

Sacudo la cabeza y marco el número de Henrry.

Contesta al primer tono.

—Señor.

—¿Tienes vigilada a Beth como te mande? —Por una extraña razón me pongo nervioso y me paso una mano por el pelo.

—Sí, señor. En estos momentos está charlando acaloradamente con su padre en un Starbucks cerca del edificio.

—Bueno. —Suspiro algo aliviado. —Mantenla vigilada y ...  —Espera un segundo. —¿Cómo es eso de que están hablando acaloradamente? —Otra vez mis nervios empiezan a atacar y me levanto de la silla. —¿Ha pasado algo malo?

—La señorita Thompson está discutiendo un poco fuerte con su padre.

Esto era todo lo que necesitaba escuchar.

—Voy para allá.

Cuelgo y recojo mis llaves. Salgo de mi despacho cerrando la puerta con llave a toda prisa bajo la curiosa mirada de mi asistente y me meto en el ascensor. Si Beth está discutiendo con su padre ha de ser por algo malo y no pienso dejarla sola ni un minuto más. Ese hombre es peligroso y puede hacerle daño. Carajo, si pudiera desasarme de ese imbécil lo haría. Francamente estoy harto de esta jodida situación. Solo pido ser feliz con Beth. ¿Eso es mucho pedir?

Amo a Beth con todas mis fuerzas y no pienso permitir que me la arrebaten de mi lado otra vez. No voy a pasar por ese calvario nuevamente si puedo evitarlo. Beth hace mucho que dejó de ser una niña. Ella no necesita la sobreproducción de su padre cuando tiene a otro hombre a si lado que haría lo que fuera por cuidarla y protegerla de todo y se todos. Si Robert no entiendo esto por las buenas, entonces lo hará por las malas.

El ascensor abre sus puertas y salgo ignorando algunos empleados que se me acercan. No tengo tiempo para lidiar con tonterías. Necesito llegar hasta Beth y apartarla de su padre. Atravieso las puertas de cristal y la luz del día me golpea algo los ojos. En cuanto me acostumbro a la luz, veo a Peter que me mira con el ceño fruncido.

Me acerco a él he inmediatamente me abre la puerta de la camioneta.

—Llévame hasta donde Beth.

Con esta única orden, Peter arranca el coche a toda velocidad.

Destino EscritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora