Capítulo 27

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"Era su alma blanca pintándose de un color negro. El dolor la estaba llevando a donde los colores de la vida no lograban pintar"

Han pasado dos semanas desde que vi a Laila. Dos semanas desde que me vio con sus ojos azules e hizo una leve mueca al verme junto a su hermana. después de esa noche, nunca me abrió la puerta de su casa, no ha visitado a Eriny, no he escuchado su voz... absolutamente nada. Es como si hubiese decidido escapar de la fas de la tierra, cosa que me preocupa.

En estos meses, la presencia de Laila se ha hecho primordial en mi vida, tanto que un día sin ella se siente demasiado extraño, solitario... deprimente. En algún momento entre nuestra relación sin un nombre especifico, me he acostumbrado a tenerla siempre junto a mi y eso podría ser peligroso para mi corazón que aun no ha decidido sanar del todo. ¿Debería preocuparme que estos sentimientos me estén llevando a otros aun mas fuertes y que podrían abrir viejas heridas? Por que prefiero hacerme nuevas heridas que abrir las que ya creía que estaban por cicatrizar del todo.

Al menos si fuesen nuevas, no me traerían viejos recuerdos...

—Papi, ¿Cuál es la canción esa que habla de sexo?

Arquee una ceja, mirando a Eriny algo sorprendido por la pregunta y el uso de esa palabra. Observé a Ben cuando este comenzó a silbar, saliendo de la sala como si el maldito fuese inocente, pero claramente no lo es y por supuesto que luego le daré un pequeño golpe.

Un golpe que le dejará el ojo morado.

—No digas esa palabra, renacuaja —la tomo en brazos y dejo un casto beso en su cabeza—. Eres muy pequeña para saber eso, ¿sí?

—Pero si soy muy grande. Ya sé deletrear mi nombre: Eriny. Primero va la letra "e" luego la "r" seguida de la "y" también lleva otra "i" y una... —hace la cabeza a un lado pensativa, intentando recordar que letra seguía como si su vida dependiera de eso cuando en realidad, ya se había equivocado— ¿Era una "m"?

Sonreí enternecido, pensando en que, aunque se había equivocado, la verdad es que mi pequeña niña si está creciendo. Ya no es la bebé que babea y balbucea, ahora es una niña que cuando menos lo espere, se convertirá en una mujer que esté caminando al altar, con hijos y toda una familia hecha.

¿Y qué hay de mí? La idea de quedarme solo me asusta un poco, pero me asusta más el no tener a alguien especial para poder compartir esos momentos. Zara iba a sostener mi mano cuando viéramos a nuestra hija dar el "si quiero", iba a estar en la sala de espera junto a mi cuando nuestro primer nieto naciera, tanto planes juntos que ahora tendría que pasar solo...

Y tal vez fue ese miedo el que me hizo llegar aquí...

—¡Laila! Abre la puerta, por favor —grité desde el exterior, tocando la puerta de cristal mientras intentaba ver algo, pero todo estaba oscuro.

Lienzo Color Pasión [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora