Lienzo Color Pasión [TERMINADA]

Capítulo 20

"Frio por fuera, caliente por dentro, deseando amor en cualquier momento."

Las posibilidades de encontrarte con una persona que te recuerde a otra son muchas, pero no cuando esa persona también tiene el mismo nombre. El asistente de Catalina me pareció un poco curioso, estaba algo nervioso y parecía querer decirme algo.

Observé a Zev de reojo, quien conducía concentrado mientras Eriny cantaba la canción que sonaba en la radio, deleitándonos con su dulce voz al compás de la voz principal. Movía su cabeza de un lado a otro y hacía bailar a su oso de peluche. Sonreí cuando comprobé que Zev la miraba por el espejo cuando paraba en cada señal de alto, sonriendo a la pequeña niña que no se daba cuenta de los lindos sentimientos que provoca en su padre, lo que me derrite cuando estoy con él.

No quiero pensar en que tan sospechoso es Jacob, ni hacerme películas, lo único que quiero es pasar un buen rato y olvidarme de todo. De todo menos de Zev...

—¿Te gustaría cenar con nosotros? —preguntó cuando bajamos del auto, observando a Eriny caminar por el jardín en dirección a vuestro hogar.

—No quiero molestar.

Se puso enfrente de mí, cubriéndome de la vista de la pequeña que lo esperaba en la puerta y se acercó a mi oído, pasando su mano por mi espalda baja.

—Eriny se dormirá después de cenar y luego tu y yo podremos... —contuve el aliento cuando su mano bajó a mi trasero— disfrutar de unos azotes.

Me guiñó el ojo antes de caminar a la puerta principal, la cual abrió para dejar entrar a Eriny primero. Dándome aliento yo misma, seguí sus pasos, entrando a la casa en la que me acogió cuando estaba en mi mal momento. Estoy mas nerviosa que veces anteriores, incluso más nerviosa que la primera vez y no comprendo porque cuando solo es sexo para pasar el momento.

Y ese pensamiento no mejoró mi ánimo.

—¡Tengo hambre! —exclamó Eriny, abrazándose a las piernas de Zev.

—¿Quieres un delicioso atún? —negó con la cabeza, haciendo una mueca de asco— ¿Qué quiere la renacuaja?

—Helado.

Reí por la sonrisa inocente que le dio a su querido padre, quien parece que casi acepta servirle el helado cuando sus ojos brillaron con más amor ante la dulce imagen de la pequeña. Mi corazón se aceleró cuando él se agachó a su altura y besó su nariz con delicadeza, antes de agarrar su mejilla y pellizcarla con ternura.

—Buen intento, renacuaja.

Agarré el dije de mi collar, sin poder apartar mi vista de padre e hija caminar hacia la cocina con alegría, la pequeña pidiéndole una cucharita de helado para aguantar al final de la cena y el negándose mientras le acaricia el cabello. Solo puedo pensar en el poder que tiene Eriny en la vida de Zev, porque estoy segura que el dolor hubiera sido demasiado fuerte para él si no la tuviera a ella. Ni siquiera me atrevo a pensar en lo que pudo haber pasado si Zev las hubiera perdido a ambas.