Capítulo 31

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"Pinté en la pared el prado que te hacía sentir viva, para conservarte en mi vida cada vez que me cruzaba entre el pasto verde y las margaritas amarillas

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"Pinté en la pared el prado que te hacía sentir viva, para conservarte en mi vida cada vez que me cruzaba entre el pasto verde y las margaritas amarillas."

En este mundo nadie nace sabiendo las respuestas a todas las preguntas que vendrán en su vida. Cuando nacemos, ni siquiera sabemos cómo aprender a hablar, simplemente crecemos y aprendemos de la misma vida; mirando, escuchando, abriéndonos a la idea de que nosotros también podemos hacerlo. Si todos pudieran saber cómo hacer las cosas, ni siquiera nos esforzaríamos por lograrlo. ¿Qué tiene de interesante una vida donde sabes todo?

¿Qué tiene de bueno el no equivocarte de vez en cuando?

—Catalina no está.

Entré a la casa, con las botas mojadas y un poco del lodo de la entrada que se había pegado en las suelas. Había sido un día lluvioso y frío, pero tenía que ir a hacer las compras de la semana. Observé a Ben sostener su teléfono mientras maldecía una y otra vez, llamando al teléfono, de que suponía, era el de mi hermana. La casa estaba en silencio, quitando los pasos fuertes de Ben mientras caminaba, así que supuse que Eriny estaría tomando su siesta.

Dejé las bolsas de las compras a un lado de la entrada y volteé a cerrar la puerta con suavidad para no alertar a Eriny de mi llegada. Me quité el abrigo, dejándolo en el perchero y luego me quité las botas ya que no me apetecía manchar aún más el piso.

—Ten paciencia. Seguramente se quedó dormida después de trabajar toda la noche anterior —dije con tranquilidad, pues no sería la primera vez que mi hermana decidía dedicarse veinticuatro horas exactas en su trabajo—. Mejor ayúdame con las compras.

—No, Zev —el tono grave de su voz me hizo arquear una ceja, a lo que él mostró su desesperación al tomarme de los hombros—. Fui con Eriny a buscarla en el estudio, estaba cerrado. Ni siquiera su asistente ha sabido de ella.

Al haber vivido veinte años con mi hermana, sabía que tenía la mala costumbre de escaparse por momentos. Decía que había días en los que quería desaparecer de todos, incluyéndome. Pero ella nunca desaparece de la vida de Ben, razón por la que sospeché por años de la "amistad" entre ambos, porque si algo sabía bien, era que mi hermana no tolera a las personas, pero Ben siempre fue su favorito.

Y eso los llevó al matrimonio.

—Lleva las bolsas a la cocina.

Le di una palmada en el hombro y caminé al salón mientras buscaba en mi teléfono un número que nunca pensé marcar, pero necesitaba confirmar que mi hermana estuviera bien y aunque ese ser era un monstruo, en algún momento mi hermana fue un pequeño rayo de luz en su oscura alma.

—Maddox al habla. —respondió luego de tres tonos, donde me dejé caer en el sofá, respirando hondo para intentar mantener la calma—. ¿Zev? ¿Ya te arrepentiste de tus decisiones?

—¿Dónde está mi hermana? —pregunté ignorando su pregunta y el tono de arrogancia con el que hablaba, feliz ante la idea de que estuviera por pedirle ayuda.

Lienzo Color Pasión [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora