Dans une autre vie...

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En otra vida, yo fui feliz.

No tenía oro, no tenía una numerosa familia, mi casa ya no era mía.

Me hacían falta muchas cosas.

Más nunca me faltó amor.

Era una vida humilde, donde el trigo se movía con el viento y las margaritas adornaban mi jardín.

Quería una florería; sembrar, cultivar, sacar de una pequeña semilla una flor para transmitir amor.

Eran los sueños de una chica dulce con un pasado misterioso. Una chica que se enamoró del más complicado pintor.

Él era el lienzo blanco y sin emoción.

Yo era su pintura y su inspiración.

Me entregué al amor,

Él me enseñó lo que era la pasión.

Juntos fuimos felices a pesar de las discusiones y con miedos que se volvieron muy traidores.

Juntos hicimos una vida...

Juntos superamos la muerte...

Y en la otra vida...

Luché hasta volver a verte.



—Papá, no me avergüences.

—Hace unos años no sabías ni pronunciar esa palabra y ahora la usas en mi contra.

—¡Porque ya no soy una bebé!

—¿Quién dice que no? No te veo casada y vives bajo mi techo.

—Ya tengo novio, así que pronto me verás casada.

—¿Qué tu qué?

Su sonrisa maliciosa me iba a provocar un infarto, porque mi hija era capaz de hacer eso con una sola palabra. Si, la palabra "novio" es mi debilidad.

Las madres de la escuela me advirtieron muchas veces sobre esta etapa de la vida, cuándo empieza la rebeldía y las niñas comienzan con sus pensamientos de "soy una adolescente. Tengo derecho a maquillaje, salidas con mis amigas, novios y sexo." Tal vez no mencionaron el sexo, pero un novio es sinónimo de sexo.

Era un poco alarmante como ahora caminaba con total confianza adelante de mí. Su cabello ya no estaba atado en dos coletas mal hechas, ya ni necesitaba que yo peinara su cabello. Hasta su ropa fue escogida por ella misma con la inspiración de sus revistas de moda y la ayuda de mi hermana. Mi pequeña renacuaja estaba creciendo, así como sus gustos estaban cambiando.

Ya no dormía con peluches, aunque siempre conservaba uno al lado de su cama sobre su mesita de noche, donde había dos portarretratos con las fotos de las dos mujeres que más ama. Había cambiado sus crayolas por maquillaje, uno que casi no usaba porque su belleza era natural, heredada de su madre.

Así que mientras caminábamos por las lluviosas calles de Londres en dirección al teatro, no podía dejar de mirar con orgullo a mi hija, quien se estaba convirtiendo en una maravillosa mujer.

—De todos modos, sólo estás siendo muy dramático, papá —dijo luego que entregamos nuestros boletos y entramos, entregando nuestras sombrillas y nuestros abrigos al hombre que nos recibía en la entrada al salón—. Aún no tengo la edad para casarme.

—Benditas sean las leyes de nuestra amada patria.

Entrelazó sus delgados brazos con el mío, caminando a mi lado hacia nuestros asientos. Yo no quería venir al teatro, ni quería venir a Londres, pero el viejo Spencer quería ver a su nieta y no podía negarme. Su salud no era la mejor, pues los años de vida le estaban cobrando, así que acepté de buena manera sólo porque Eriny al fin había encontrado a alguien a quien llamar abuelo.

Lienzo Color Pasión [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora