I - Perdida

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POV Aisha

Abro mis ojos, pero eso no sirve de nada, todo está oscuro y en silencio. Sé que no estoy durmiendo, pero tampoco me he despertado por completo ¿Qué sucede?

No tengo idea de lo que está pasando y eso me aterra. No soy consciente de donde estoy más que la pista que me brinda el doloroso frío que se cuela por mis huesos.

Reúno fuerzas para intentar abrir mis ojos y... nada.

¿Cómo entré en este estado? ¿Cómo llegué a esto?

Trato de pensar y recordar que fue lo último que hice. Oh si, fui de compras con Gina, llegue tarde a casa, pelee con mi padre, eludí a los de seguridad y salí huyendo de casa, luego... nada.

Me siento desesperada al sentir los mismos recuerdos de horas antes, llegar a mi.

Flashback

—En serio, Aisha ¡Te lo tienes que probar!—me decía Gina—O sea, es único.

Miro el vestido. Es lindo, si, pero no es lo suficientemente glamoroso como para tentarme y como dice mi abuela, "Antes muerta, que sencilla". Hago una mueca de asco, para que le quede claro que no lo quiero.

Sigo viendo un hermoso sueter cashmere, con diseño único. Definitivamente me lo llevo. No veo el precio, solo se lo doy a la "dependienta" de la tienda, quien parece que apenas puede caminar con todo lo que lleva.

—Señorita...—me giro a ella—¿Podría...?

No la dejo terminar arqueando una ceja hacia ella.

—¿Me hablas a mí?—pregunto incrédula.

—No...—susurra apretando los dientes.

Sigo caminando y buscando ropa. ¿Quién se cree?

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Estábamos pagando cuando el chillido de Gina me ensordece. La miro con molestia. ¿Qué le pasa a ahora?

—¡Aisha, O sea mira la hora! ¡O sea, ya es de noche!

Mi mirada imperturbable creo que la confundió. No sé, ni me importa.

—¡O sea nos van a dar una buena!—exclama.

Le ignoro, termino de pagar y mientras salgo de la tienda a paso tranquilo, podía escuchar como ella me va apresurando con sus molestos chillidos. Cuando llego a mi limite, me detengo. Ya estamos en el estacionamiento.

—O sea, Aisha...—se detiene al ver que no la seguía—O sea ¿Qué te pasa?

—Ya me hartaste, Gina y no te quiero seguir aguantando.

Llamo por teléfono a Phil, la conquista de la semana de Gina y le ordeno que venga al centro comercial.

—Estate pendiente del celular, porque vendrán por ti.

Ella me miraba como tonta. Pongo mis ojos en blanco y le quito el seguro al coche, guardo mis compras en el baúl con cuidado de no dañar nada. aún cuando entro, veo como ella sigue en su lugar como una estatua, procesando con su pequeño cerebro mis palabras. Cuando reacciona, es por el zumbido de mi auto, ella se acerca corriendo con dos bolsas de compras en sus manos.

—Oye, O sea ¿Qué quieres decir?—me pregunta.

Suspiro cansada y subo mi ventanilla. Acelero dejándola allí. Tuve demasiada paciencia con ella.

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Cuando llego a casa todas las luces están apagadas. No le tomo importancia y salgo del coche, dejando mis compras en el baúl. Ya mañana le ordenaré a alguien que las lleve a mi habitación.

El Aullido PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora