XXV-Golpes radicales

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POV Aisha

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POV Aisha

La desesperación me ha llevado a hacer muchas cosas. En mi vida, cuando era niña y quería un dulce desesperadamente; hacia un berrinche, cuando crecí... bueno siempre hacia el berrinche, pero por algo mayor, mis viajes. Mi padre a pesar de ser consentidor y no saber nada de lo que pasaba en mi vida, mejor dicho no importarle nada de lo que pasa en mi vida, había ocasiones en las que me decía que no. Pocas pero lo hacía. 

Y allí hacía mis berrinches, solo que de manera más estratégica, en otras palabras; evolucione. 

Si, quería que cumpliera mis caprichos, eso es cierto, pero creo que mi mayor capricho y mi mayor pecado fue hacer muchos berrinches por su atención. Cuando comencé mis viajes, quería que él me extrañara, que cada que regresara  él me recibiera con lágrimas en sus ojos y sus brazos abiertos para darme esos abrazos que tanto me gustaba que me diera cuando era niña y que me dijera que ya no quería que me fuera, que me quedara con él y que juntos sobre llevaríamos la ausencia de mi madre. Pero no, no obtuve nada. Ni siquiera me iba a recoger al aeropuerto. 

Es tonto querer que él me extrañe y que me suplique quedarme, cuando no tolero a la especie. Es muy contradictorio, lo sé. Pero quería, aunque sea por una vez encontrar un poco de corazón y cariño en él.  

La atención de mi padre representa eso que siempre quise y nunca pude tener. Mi mayor capricho, nunca concedido. 

Pero a pesar de todo, él siempre ha contado con mi atención, con mi amor sin importar cuantas veces peleamos. Y verlo delante de mi, inconsciente, pálido, vulnerable me desespera. No quiero verlo así.

Daría lo que fuera para que se pusiera en pie, aunque sea para gritarme por ser una incompetente que echa a perder los planes por su manada. Solo quiero que despierte.

—Despierta ¿si? Necesito que estés bien...—suplico en un susurro.—Haré lo que quieras, hasta dejaré de hacer mis viajes con Antonio ¿Me oyes? Así le dices siempre.  Si...Si... Solo háblame, aunque sea despierta a regañarme—suelto en un susurro lastimero.

—Aisha...—la voz de Jake me saca de la atmósfera destructiva en la que me había envuelto con el cuerpo moribundo de mi padre. 

—¿Qué quieres? 

—La manada... 

Ignorando su anuncio murmure con esfuerzo—¿Por qué, Jake?

—¿Qué pasa Aisha? No logro comprenderte

—¿No logras comprenderme?—suelto en tono agrio, no sé en qué momento me puse de pie ni con qué fuerzas lo logré, pero Jake tuvo que dar unos pasos hacía atrás.—Tú lo sabías ¿Cierto? ¿¡Tú lo sabías!?—mi respiración está acelerada y mi seguridad bambolea en una cuerda floja—¡Responde! ¡Tú lo sabías y no me dijiste nada!—me altero al ver que no me responde, solo se queda callado sin apartar su mirada de mi.

El Aullido PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora