"Cuando alguien nace líder, lo es sin importar quien o que lo contradiga, así si lo contradice uno mismo." M.O.
Aisha Hartford es una licántropo atrevida, astuta, egocéntrica que ama su libertad y poder decidir y tomar decisiones sin dar explicacion...
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POV AISHA
No es momento de gozar de mi nueva naturaleza o de analizar la situación, es momento de actuar.
Corro hacía Edick y derribo torpemente a un licántropo que le intenta atacar por la espalda. Sin poder controlarlo gruño hacia él y le muestro mis dientes.
Edick termina con el otro y se gira hacia mí quedándose de piedra. Sus ojos por unos segundos son capaces de expresar una fascinación, totalmente nueva pero que a la vez se siente familiar. Se dilatan de una manera que me resulta atrayente. Mis instintos me gritan que me acerque a él. Pero me contengo, solo disfruto de ese deleite visual.
Algo dentro de mi me hace sentir que esto ya lo he vivido antes, por una extraña razón siento que este hermoso momento donde solo estamos nosotros dos ya ha sucedido, siento como mis percepciones y mis pensamientos son transformados en una especie de deja vú y mi corazón parece responder a algo que mi mente no se atreve a preguntar.
De un momento a otro recuerdo a mi abuela. Sin pensarlo corro hacia donde la ví la última vez.
Cuando llego, ya no está. Olfateo y sigo su olor por uno de los pasillos que dan a la salida. Mi nariz se mueve por los aires identificando el característico olor de mi abuela.
Siento como mi nueva naturaleza, recién desarrollada, extiende el alcance de mi anterior capacidad humana para percibir todos aquellos estímulos externos que predominan en el ambiente que, ahora son transmitidos a través de mi nariz a mi sistema nervioso de manera más certera que antes.
Mi sistema nervioso es diferente y lo siento en cada fibra de mi precioso ser. Yo soy diferente.
Siento una colosal inyección de energía al reconocer su olor sobre las masas de aire, un pequeño aullido escapa de mis labios como mera expresión de éxito. Corro siguiendo su pista y la encuentro.
La encuentro acorralada por un lobo, ella abraza contra su pecho una bolsa como si estuviera dispuesta a defenderla con su vida. Esa bolsa se me hace conocida, pero no hay tiempo para pensar.
Mi cuerpo tenso; al verla enfrentar a ese animal sin ninguna pizca de miedo reflejada en sus ojos, por el contrario, un brillo decidido se vislumbra en ellos. Ella es fuerte, pero ese lobo la duplica en tamaño y su edad le ha pasado factura. Tal vez ella no sienta miedo, pero yo sí. Y más allá del miedo por mi vida, está el de que salga lastimada o algo peor; perderla.
Tal vez mi ayuda no sea mucho. Pero no puedo dejarla sola.
Camino hacia ellos intentando controlar mi cuerpo de no hacer ningún sonido, hago mis pisadas con la delicadeza de una pluma sobre la tierra y me posiciono detrás de él. Mi abuela permanece tan concentrada en el licántropo, que ni nota mi presencia y a pesar de creerse sola. Descubro una faceta diferente en mi abuela; tiene agallas.
¿Por qué no heredé algo de eso?
—Atrévete a quitarmela—mi abuela reta al lobo—Y tu espíritu licántropo se irá.
