XXVIII-Acuerdos bajo la luz de la luna

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POV Edick

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POV Edick

Sabía que traerla había sido demasiado sencillo, Aisha no es de las que se rinde fácilmente, pero tenía la esperanza de que ya hubiese dejado eso de no querer comprometerse. 

Después de llevar gran parte de la noche corriendo por el Bosque de Oro, la cólera no me baja. 

Se supone que ya habíamos cerrado esto. ¿Por qué sigue insistiendo en negarse? y no solo se negó, sino que me hizo pasar vergüenza delante del Consejo y de la manada, como si yo fuera la peor bestia del mundo. Y aunque lo soy, no significa que sea indiferente a sus sentimientos. 

Es más que complicado, su altanería desborda mís límites. Siento su sufrimiento al punto de sentirme como la peor peste en ese momento que ella me gritó por toda la presión que sentía por parte de todos, quería consolarla en ese momento y quiero hacerlo ahora, pero no puedo. Todo sería más fácil si pudiera acercarme a ella, pero eso complicaría los planes. Y eso altera más mi enojo. La impotencia; mi enemiga. 

Tal vez un combate me ayude a sacar todo.

**Charles**llamo a mi Beta por la conexión. 

Nada.

—Quién sabrá dónde se fue a holgazanear ese infeliz. 

Entro hecho una furia, sorprendiendo a Keyla y Tony quienes están, por lo que parece, probando armas. Sería conflictivo que la manada me vea así, pero Keyla ya lo ha hecho en más de una ocasión y no le importa y la opinión de Tony jamás ha sido relevante.

Además, tal vez sí lo asustó un poco se larga de este lugar y de una vez nos deje tranquilos. 

Dejo salir un gruñido naciente de mi rabia.

—¡Había olvidado lo irritante que puede llegar a ser!

—¿Qué pasa? ¿Se reveló?

Sé muy bien que Keyla disfruta esto.

—¿Te importa?

Hasta ese momento noto a Charles dormir en un rincón taciturno. Con que aquí estaba el holgazán. 

—Tengo al Beta más vago de la historia.—murmuro entre dientes.

—No, ese soy yo—sonríe Tony. 

—Eso me pregunto yo ¿Porque te vienes a quejar conmigo si sabes que no me importa?—ignora a Tony—Pero seré buena amiga y trataré de ayudarte, siéntate...—me señala el sofá a su lado.

Me siento a su lado de manera distraída, recordando la situación. Se pone de pie inmediatamente y arruga la nariz.

—Lo siento, no puedo, se que me reiré. 

—Podría ayudarte—el comentario de Tony me sorprende.

—¿Por qué necesitaría tu ayuda?

—Keyla no quiere ayudarte, tu Beta está en otra galaxia y yo, como buena alma bondadosa me he ofrecido, es una buena oferta... O ¿Dudas de mis habilidades?

El Aullido PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora