Capítulo 10

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Capítulo 10: adiós Kacchan

Bakugou Katsuki acababa de comprar en una floristería una preciosa dalia rosa. La florista le había preguntado si se iba a declarar a la persona que le gustaba, y él, rojo hasta las orejas y reprimiendo una que otra explosión, le había gritado que de dónde se había sacado semejante mierda.

Típico de Bakugou...

-¿Ah no?-se había extrañado la mujer.-Es que en el lenguaje de las flores, las dalias rosas significan "te haré feliz por siempre".

Katsuki no había pensado en ello lo más mínimo. Simplemente había elegido una flor al azar de entre todas las que había en la floristería. Pero ahora, mientras sus pasos le llevaban al hospital, comenzaba a creer que aquella elección no había sido casual.

Ese día le daban el alta a Izuku, y él iba a regalarle una dalia rosa para darle la enhorabuena... Claramente todo muy normal...

Qué rayos. Era ahora o nunca.

Bakugou lo había decidido incluso antes de ir a comprar las flores. Ese día era el indicado para mostrarle sus sentimientos al chico pecoso que atesoraba en su corazón. Un te haré feliz por siempre era irónicamente lo más indicado que decirle. Un a pesar de que te he hecho la vida imposible, quiero hacer mi mejor esfuerzo para hacerte feliz el resto de tu vida. Porque te reconozco incluso si ya no puedes ser un héroe ni aunque puedas enfrentarte al mundo tú solo, porque yo estaré a tu lado... siempre.

Sí, algo así estaría bien.

Lo suficientemente cursi como para hacer que Deku se echase a llorar de la emoción en sus brazos. Era el mejor regalo que podía darle en su último día de hospital, ¿no?. Katsuki sonrió orgulloso de sí mismo con ese aire de superioridad que lo caracterizaba hasta que llegó a sus oídos la música de fondo de un anuncio en particular. Desvió la mirada hacia una de las pantallas de televisión de los rascacielos y lo vio.

De los creadores de, "Incluso un idiota puede ser profesor", llega, "Incluso un idiota puede confesarse".

-Si esto no funciona, quemaré la editorial.-chistó el rubio, girando la cabeza rápidamente. Haber tenido que recurrir a un método como ese era ridículamente patético. 

Bakugou siguió caminando hasta el hospital y serenó sus pensamientos. Pero no podía. Estaba demasiado nervioso.

-Mierda.-murmuró, y se golpeó a sí mismo en las mejillas.-Ganaste el festival deportivo, ¡esto no puede ser tan difícil, maldición!.

Tomó aire y desvió la mirada hacia la dalia rosa que sostenía.

-¿Qué clase de cosas me haces hacer... eh, Deku?-inquirió con una media sonrisa.

Pero aquel momento preliminar a lo que él creía que sería uno de los instantes más memorables o patéticos se su vida, explotó por los aires junto a los cristales de las ventanas del hospital. Katsuki levantó la mirada sorprendido y descubrió que una gran explosión había hecho estallar una de las alas del hospital. ¿Un ataque de los villanos, tal vez?. Pacientes y médicos comenzaron a salir corriendo del edificio ante la perpleja mirada del rubio. 

Algo no iba bien. Las llamas se arremolinaban en un punto concreto. La propia explosión había tenido lugar en un piso concreto, afectando y reventando una ventana concreta... la de un cuarto que había visitado durante tres largos meses.

 -Deku...-musitó pálido del miedo.-¡DEKU!.

Katsuki corrió como si su vida dependiera de ello. No podía ser, si los villanos atacaban el hospital, el idiota no podría defenderse en su estado. Tenía que ayudarlo, tenía que salvarlo.

Una vez más, dio igual eso de no tener licencia y no poder utilizar su habilidad fuera de la academia. Con todas sus fuerzas se dio impulso con sus explosiones para subir las escaleras de los pisos y atravesar los pasillos hasta llegar a la habitación en cuestión. 

La puerta había sido reventada y estaba empotrada en la pared de enfrente. Bakugou se temió lo peor, y con el corazón en un puño y la dalia en el otro, se paró bajo el marco de la puerta, quedando estupefacto ante lo que veían sus ojos.

Aquel villano nebuloso, Blackmist, había abierto un portal al pie de la ventana, y justo delante, Shigaraki Tomura caminaba hacia su interior, llevando de la mano al pecoso. El villano peliazul se dio cuenta de la presencia del rubio, y con un pequeño toque, hizo que Midoriya se detuviese.

-Tenemos visita.-indicó Shigaraki.-¿Quieres despedirte?.

Izuku giró lentamente la cabeza hasta cruzar miradas con Kacchan. Éste se amedrentó al ver el rostro del peliverde. Un rostro triste y cansado... pero sobre todo... perdido.

-Adiós... Kacchan.-dijo sin más.

-Espera...-pidió Bakuogu al ver cómo volvía a darse la vuelta y seguía a Shigaraki Tomura al interior del portal.-¡¡HE DICHO QUE ESPERES!!.

Pero el portador del One for All no esperó y desapareció dentro del portal.

Katsuki dejó caer al suelo la dalia rosa, la cual, empezó a quemarse debido a las llamas que crepitaban a su alrededor salvajemente. Pero nada de eso importaba ya.

-¡¡¡IZUKU!!!

You're not a hero (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora