Capítulo 6

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Capítulo 6: las travesuras de Kacchan

-Kaccha.n... t..te aseguro que esto no es necesario...-tartamudeó el peliverde colorado a más no poder.

-¿HUH? ¿Me estás diciendo que no sé cómo lavarte el cabello, eh, bastardo?

-N..no quería decir eso.-musitó Izuku bajando la mirada.

Aquella era la situación más extraña en la que había estado en su vida.

Peor incluso que comer el cabello de All Might.

Había ido a baños públicos, incluso había estado en una saunas con los chicos de clase... pero de ahí a que Kacchan se ofreciera, correción, le obligara a meterse en el cuarto de baño de la habitación para que le lavase el pelo... pues... ¡No era normal!.

Katsuki masajeaba el cuero cabelludo de Izuku mientras el shampoo iba haciendo espuma. Las hebras verdosas se colaban entre sus dedos, zigzagueaban y luego desaparecían.

Simplemente le estaba lavando el cabello. Solo eso.

Pero ojalá no fuera solo eso. En su cabeza se estaba llevando a cabo una guerra nuclear con dos bandos: el que quería bajar las manos hasta las caderas del pecoso y el otro, que quería ir mucho más allá de eso.

-Ay...-escuchó a Izuku quejarse.

-¿Qué pasa ahora, Deku?-inquirió con molestia. No quería más excusas. Le había costado mucho meterle en la bañera.

-Se me ha metido espuma en el ojo.

Katsuki cortó el agua y se agachó frente al peliverde, tomándole del mentón con la mano izquierda y colocando la derecha a la altura del ojo que Izuku cerraba con fuerza.

-Serás idiota, anda, déjame ver.

Al sentir el contacto de la mano de Kacchan, el peliverde apartó la cara y bajó la cabeza.

-E..estoy bien.-se apresuró a decir.-Yo me.. encargo.

Pero antes de que pudiese hacer nada, el rubio le había vuelto a sujetar y soplaba el ojo enrojecido por el jabón.

Izuku se agarró con todas sus fuerzas a la banqueta en la que estaba sentado. Los ojos rubíes de Kacchan lo perforaban mientras soplaba, y esa mirada calculadora le producía escalofríos, pero al mismo tiempo, un abrumador calor lo empezaba a invadir desde el fondo de su pecho.

La nariz de Kacchan estaba a milímetros de la suya. Podía sentir su respiración, la sinuosidad de sus labios...

Tragó saliva. Aquello se estaba saliendo de control.

Katsuki se apartó de él ligeramente y esbozó una sonrisa traviesa al ver lo rojo que estaba Deku.

-¿Mejor?-preguntó.

Izuku asintió y se giró sobre la banca.

-El resto pue..do hacerlo yo solo, gracias... Kacchan...

El rubio explosivo entendió la indirecta y salió no sin antes echarle una última mirada al peliverde. Lo único que pudo pensar al verlo es que la toalla atada a su cintura sobraba.

Durante los quince minutos que había durado el baño había sobrado.

Al salir del baño, Izuku notó que Kacchan lo esperaba sentado sobre su cama. Tembló. Se había demorado en la ducha precisamente para darle tiempo a que se marchara.

Kacchan estaba actuando de una forma extraña. No es que le molestase, al contrario, le agradaba muchísimo, pero después de todo era Kacchan. Y sus cambios de humor siempre acarreaban explosiones, y no quería recibir una de ellas precisamente.

Pero ahí estaba el rubio explosivo, observándolo concienzudamente, como si se lo estuviese comiendo con la mirada. Izuku agitó la cabeza ante aquel pensamiento sin sentido. Las pastillas para la inflamación tenían el efecto secundario de delirar, estaba seguro de ello.

-Sigues aquí...-masculló.

-Pues claro que sigo aquí, idiota.-espetó Bakugou.-Hoy dormiré contigo.

-¿¡QUÉ!?-exclamó Izuku, rojo hasta las orejas.

La forma en la que sus piernas se tambalearon como gelatina le resultó enternecedora al ojirubí.

-Tu madre hoy no podía quedarse, así que lo haré yo.

-P..pero, tú tienes clases, Kacchan.

-Es sábado, Deku.

-Oh...

Y así, sin saber cómo ni por qué, Izuku Midoriya acabó compartiendo una minúscula cama de hospital con Katsuki Bakugou, porque al parecer, el sofá cama era demasiado incómodo para el rubio explosivo...

Sí... aquello era una completa locura.

Estaba tumbado al borde de la cama, de espaldas a su amigo de la infancia. Un solo movimiento en falso y se estrellaría en el piso... pero lo peor es que estaba tan nervioso que creía que el corazón se le saldría por la boca.

-Te vas a caer...-murmuró Katsuki medio dormido, dándole la vuelta y acercándolo a él.

Izuku no pudo defenderse y su cabeza fue acomodada sobre el brazo de Kacchan al mismo tiempo que el rubio lo rodeaba con su otro brazo. El peliverde quedó a la altura de su pecho y cerró los ojos con fuerza.

 El peliverde quedó a la altura de su pecho y cerró los ojos con fuerza

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-Hueles a menta...-oyó decir al rubio, notando cómo aspiraba su cabello.

¡¿Pero por qué?! ¿¡Por qué le estaba haciendo eso!? ¡¿Simplemente qué razón había detrás?!

¡¿En qué momento Kacchan había pasado de un muérete a un te vas a caer?!.

Y lo peor. ¿Por qué su corazón parecía desesperado por la posible respuesta?.

« Pum, pum »
« Pum, pum »

A esa distancia oiría los acelerados latidos sí o sí... Estaba perdido... pero era culpa de Kacchan por hacer y decir cosas tan raras... tan fuera de lugar...

Y entonces lo sintió.

Un escandaloso corazón que latía a mil por hora.

« Pum, pum »
« Pum, pum »

Aquél ensordecedor ruido retumbaba en sus oídos, pero contra todo pronóstico, no era el suyo.

¿Kacchan estaba tan nervioso como él?.

Cerró los ojos y en el silencio de la oscuridad, volvió a sentir ese latido ajeno, acompasado y veloz.

Sí. Kacchan estaba tan nervioso como él.

Quizá incluso más.

Izuku no pudo evitar sonreír y por fin se relajó.

Puede que a partir de entonces usara ese shampoo de menta todos los días...

You're not a hero (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora