Capítulo 17

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Capítulo 17: la satisfacción del sufrimiento ajeno

Izuku fue acomodado en un pequeño cuarto con lo indispensable; una minúscula ventana, una cama y un escritorio. Con una mirada monótona revisó cada rincón de esas cuatro paredes de hormigón y gesticuló una sonrisa cansada. El lugar no le disgustaba del todo. Siempre podía ser peor.

Poco después, la lunática conocida como Himiko Toga entró en la habitación con un cambio de ropa para el recién llegado; una camisa blanca y una corbata negra a juego con un par de zapatos brillantes y unos pantalones.

-No puedes andar por ahí con esa bata de hospital.-susurró ella, arrastrando las palabras y dejando caer una sonrisa torcida que a cualquiera haría estremecer... Lo que decía no concordaba con sus expresiones faciales, las cuales parecían estar estudiando su anatomía y casi desnudándole con la mirada.

« Repulsivo »

Sin embargo, Midoriya no titubeó y simplemente accedió a coger la ropa sin darle importancia a la cara encendida y depravada de la chica.

-Gracias.

Comenzó a desabotonarse la chaquetilla a paso lento, esperando a que la villana dejase el cuarto, pero Izuku seguía notando los ojos dorados de la rubia posados sobre su nuca.

Era realmente molesto, casi espeluznante, pues esa mirada lo perforaba como si él fuese una presa y Toga una hiena.

De repente todo se quedó en silencio y el peliverde sintió tras él un ligero movimiento fugaz.

« Aquí viene »

Toga saltó sobre él deslizando por debajo de su manga una de sus adoradas jeringuillas. Estaba deseando jugar con el pecoso ahora que estaba a su alcance, ahora que era uno más de la liga... Pero lo que no esperaba era que su ataque fuera interceptado por su diana a la velocidad a la que lo hizo. Midoriya, aún de espaldas, había conseguido detenerla con su brazo sano sin haberse movido prácticamente. 

Himiko bufó, aunque en seguida sonrió. La había descubierto en seguida. Ése era su Izuku~.

-¿No necesitas ayuda?-inquirió ella, cerrando levemente los ojos y regalándole una sonrisa turbia.-Solo qería ayudarte~.

Pero nuevamente, el pecoso la sorprendió cuando éste se hubo dado la vuelta, desvelando un rostro sombrió y quizás, colérico. Toga tragó saliva impactada y creyó sentir escalofríos. 

Sí. Ese chico que disfrutaba amedrentar y que siempre sonreía y daba lo mejor de sí, acababa de darle escalofríos.

-Lárgate.-masculló él secamente, apretando el agarre que ejercía sobre la muñeca de la rubia, hasta que ésta se vio obligada a dejar caer la jeringuilla al suelo. 

Midoriya la liberó al instante, y ella, contrariada, se dio la vuelta para salir por fin de ese cuarto con un aura frustrada. 

-Qué aburrido...-musitó.-Éste no es el Izuku que me gusta...

• • • •

Los días pasaron lentamente y con el tiempo se volvieron semanas.

Midoriya casi no salía de su cuarto; se pasaba horas y horas ahí dentro, escribiendo en los cuadernos vacíos que había pedido a Shigaraki a los pocos días de instalarse.

-¿Qué es lo que se supone que hace?.-preguntó una noche Dabi al líder de la liga mientras observaba el interior de la diminuta habitación a través de la puerta entreabierta. En ella, el peliverde escribía como una máquina en modo automático mientras murmuraba cosas ininteligibles. 

You're not a hero (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora