Capitulo 5- Pasando "desapercibidos" en el desastre.

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Narrador: Evangelyng.

Trate, juro que trate...pero no lo logre.

La preocupación, el pánico y la desesperación se mezclan en mi cabeza con velocidad y bajan hasta mi rostro, liberándose a través de lagrimas. No es culpa suya, ella no puedo controlarlo...pero yo si puedo controlarla a ella, y no lo hice.

Los casilleros golpean sus puertas con fuerza provocando un ruido ensordecedor, los papeles vuelan por los pasillos causando cortaduras a todo aquel que se le atreviesen, los vidrios empiezan a quebrarse botando de vez en cuando un pedazo al suelo, las personas se están asustando y los pasillos temblando. Tengo que sacar a esta gente de aquí.

Me seque las lagrimas con rapidez, no puedo perder tiempo, ella estará bien, el resto no lo tengo tan seguro. Las personas, jóvenes como adultos, se habían apiñado en un rincón, los más grandes parecían tratar de tapar con sus cuerpos a los más pequeños con tal de evitar los cortes de papel como de vidrio, sonreí un momento (se me es difícil ignorar un acto de generosidad desmedida), luego trate de acercarme, en tan solo tres pasos ya tenia múltiples cortes de papel en los brazos, los cuales levante tratando de llamar la atención del grupo de la esquina:

-¡OIGAN!- grite en medio del escándalo, nadie parecía darse cuenta de mi presencia, todos los ojos estaban puestos en la joven de dorada mirada, dorada y mortal mirada- ¡TIENEN QUE SALIR DE AQUI, RAPIDO!- nada, estoy empezando a desesperarme-¡ALGUIEN ME ESCUCHA!¡DEBEN DE SALIR DE AQUI!- lagrimas de nuevo, lo siento no me caracterizo por ser alguien que llore, casi nunca lo hago, detesto la sensación pegajosa que queda en el rostro después de llorar, pero de verdad siento que este desastre en cierto modo es mi culpa, si solo hubiera sido más insistente a la hora de sacar a Emma de esa estúpida pelea lo más seguro es que en este momento estaríamos aprendiendo sobre las mitocondrias. Las piernas me están empezando a fallar, la chica libera un viento tormentoso a su alrededor alborotando todo su cabello, sino estuviera poseída por esa fuerza demoniaca de las emociones podría decir que se ve hasta atractiva. Cuando estoy a punto de caer siento una mano en mi cintura que me mantiene en pie, me giro para ver quien es...Roberto.

-¿Estas bien?- pregunto el levantándome con cuidado, con este ruido y su nivel de voz lo más probable es que no lo haya escuchado, pero su boca estaba tan cerca de su oído que su aliento me calentaba la mejilla.

-Si, gra_gracias- tartamudee un poco, nervios no es momento- necesito sacar a esta gente de aquí pero nadie parece prestarme atención- le dije una vez que me soltó la cintura y alzando la voz para que me pudiera escuchar.

-Puedo ayudar con eso- dijo al mismo tono de voz que antes, luego se acerco a la multitud- ¡¡AFUERA AHORA!!- y como si nada la gente fue saliendo, con pánico, pero saliendo.

-¿Como es que...?

-Trucos- respondió con una sonrisa sensual, la sangre me esta subiendo a la cabeza.- ¿Sabes que le pasa?- me pregunto señalando a Emma con la mirada.

-Si, pero no puedo decirte- baje la cabeza, dudo que Emma le hubiera gustado que un desconocido supiera de su anomalía, y mucho menos que su amiga haya sido la responsable de divulgar el secreto- pero puedes ayudarme.

-¿Debería?- pregunto con tranquilidad, como mierda puede estar tan tranquilo en un momento así.

-Si no quieres que estemos muertos me ayudaras, ahora si prefieres morir puedes quedarte en donde estas- respondí molesta.

-Me agradas- me sonrió- y por eso te ayudare- gracias al cielo.- ¿sabes como detenerla?

-Si, pero primero necesito llegar hasta ella- en realidad nunca la he parado en mi vida, pero que sabia como hacerlo era cierto, Emma me había explicado con mucha calma y paciencia el procedimiento en caso de cualquier...accidente, es curioso pero solo hay que consolarla, abrazarla y decirle que las cosas estarán bien, al fin y al cabo estos ataques de descontrol solo son emociones que estuvieron mucho tiempo reprimidas en su interior y se liberaron de mala manera.

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