Capitulo 9- La sede de "K"

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Narrador: Emma

Los días que estuve en la enfermería nunca fueron solitarios, a diferencia de las noches (aunque hubo una que no, pero a eso llegare luego), Matías, Eva y Charlie venían todos los días a verme, a hablar conmigo a cerca de lo que habían hecho en el día y aclararme ciertas cosas, era divertido estar con ellos.

Es divertido tener amigos, aunque sientas que no los merezcas.

¿Porque digo esto?

Fácil, dudo que hayan olvidado el incidente del colegio, en una de nuestras conversaciones entro el tema y al acordarme del destrozo no pude evitar pensar en que había gente herida, era lógico, así que entre en un mini ataque de pánico y culpa.

-Emma relájate esta bien- trato de calmarme Eva ese día- nosotros los sacamos.

-¿A quienes?- pregunte con un nudo en la garganta.

-Pues a todos los que podríamos sacar de ahí- aclaro Charlie- Julián, Roberto, Cass, Erick y Lara nos ayudaron, evacuamos a media escuela- el nudo en mi garganta se disolvió para ir a parar directamente a mi estomago, en ningún solo momento me había pasado por la cabeza la idea de ir a rescatar gente, yo solo estaba preocupada de salir de ahí y punto. La culpa golpea duro contra mi pecho haciendo que suelte un suspiro agobiado. Matías se dio cuenta:

-Oye- no lo mire, la vergüenza aumentaba el peso en mi cabeza- Emma- seguía mirándome las manos, el frunció el sueño y con sus tibias manos tomo mi rostro y lo levanto para que lo mirara- Que no te de vergüenza, cualquiera que hubiera estado en tu situación hubiera pensado en huir en vez de andar salvando gente, es normal.

-Pero...-me temblaba la voz, respire para relajarme, el segundo día de estar consiente me prometí que mis emociones no me controlarían más, llorar era una muestra notoria de descontrol- pero ustedes no lo pensaron así...

-Nosotros no somos normales- respondió Charlie con una sonrisa- Y tu tampoco- lo mire directo a los ojos, al parecer eso le incomodo pues se ruborizo un poco y corrió la mirada.

-Eres tan especial como nosotros, incluso tal vez más, solo que lo demuestras de una manera distinta, cuanto te apuesto que si hubieras estado consiente cuando paso todo esto también te hubieras preocupado por las personas- Eva hablaba como si nada, como si todo lo que paso solo fuera un absurdo incidente. Era razonable que mi amiga digiera eso, no les había contado de como volví a mi en ese momento, y hasta ahora sigue permaneciendo un secreto, pero si lo pienso bien de cierta forma fue por caridad al prójimo, me preocupe tanto que de que las personas inocentes no pasaran un mal rato por culpa de unos cuantos idiotas que me des-desdoble, Eva no esta tan equivocada después de todo, aunque aun así no acepto el halago.

-No lo se, soy algo fría para mis cosas- respondo mirándome de nuevo las jodidas manos.

-¿Porque a la gente con cualidades se les es más fácil aceptar insultos que halagos?- pregunta Charlie frustrado.

-Me pregunto lo mismo- opino Matías en voz baja.

Se hizo un silencio bastante incomodo entre todos, varias miradas furtivas volaron por los aires perdiéndose en el silencio.

-¿Quieres ver la sede?- me pregunto Eva sonriendo con entusiasmo y de paso rompiendo este desagradable momento.

-Pero no tengo permitido caminar hasta dentro de dos días- si, había estado tiesa toda una estúpida semana, si no fuera por mis amigos simplemente estaría tan aburrida como una ostra.

-Existen las sillas de ruedas- la sonrisa a esa niña no se la quita nadie.

-Siii, vamos Emma, te encantara hay una biblioteca del tamaño de mi casa- comento Charlie con entusiasmo.

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