12. El bosque está más cerca que el océano

3.6K 430 102
                                    

antes de que siquiera empiecen a leer les pido que vayan a ver el maravilloso trailer de la historia que hizo WeAreYoungES 💕porque les juro que quedó increíble.

sin querer interrumpir más, espero que este capítulo les guste

• × •

A la mañana siguiente me levanto con la sonrisa más grande que alguna vez en mi vida pude poner. Me duelen las mejillas y los dientes de tanto sonreír, pero ni eso podría quitarla.

Termino de abrochar las agujetas de mis zapatillas y veo como Lida sale corriendo del cuarto para ir a la cocina cuando mamá llama por el desayuno. Hoy, por primera vez en muchos años, me siento con la confianza suficiente de usar el bello vestido amarillo con flores que mi mamá me regaló hace unas navidades atrás. Milagrosamente aún me queda. Además tengo que aprovechar el radiante sol que hizo su aparición luego de días de nubes oscuras.

Lida se encargó de hacerme una bella trenza a un costado.

Estoy irradiando felicidad.

—¡No, mamá! ¡Reda se está comiendo mis waffles!

—¡Eso no es cierto! ¡Ese plato es mío!

—Ya, ya, dejen de discutir ustedes dos. Compartan su-

Apenas entro a la cocina mamá se detiene de hablar y parpadea unas cuantas veces hacia mi. Me pone nerviosa su silencio. A mis hermanas y a papá le da curiosidad, se giran a verme y todo se vuelve silencio. Esto es realmente incómodo.

—Eh... buenos días.

Hay silencio. Y me miran mucho. ¿Esto es normal?

—Woah~ hija, te ves muy bella. Hace muchos años que no te veía usar un vestido. Me gusta.

Mamá deja salir una sonrisa que podría competir como la más amplia y brillante del mundo. Mis hermanas me miran pero están más preocupadas de llevar puñados de cereal a sus bocas. Y papá, por otro lado, no se le ve muy alegre.

Mis mejillas se sienten muy calientes y de seguro están más rojas que la nariz de Rodolfo. La repentina atención me pone nerviosa.

—Quería un cambio —le respondo. Me acerco lentamente a la mesa que compartimos y vierto cereal en mi tazón. Simulando como si no me sintiera nerviosa realmente —. Además que ya está empezando a hacer calor.

—Estamos en invierno —murmura papá—. Está, literalmente, nublado allá afuera. Y ni siquiera sabemos si en la tarde puede llover. Te enfermarás tan pronto como salgas de esta casa, así que anda a ponerte pantalones.

—¡Leonard! —mamá le pega en el brazo a papá tan fuerte que hace reír a las gemelas. Papá por otro lado está sobándose el brazo—. No le digas eso, ella se puede vestir como quiera independiente del clima. Y tiene que aprovechar que su querida madre depiló sus piernas.

—¡Mamá!

—¿Qué? Es la verdad. El otro día lo hicimos en la peluquería. Estoy segura de que te he dicho que deberías dejar de esperar tanto para depilarte mujer.

De alguna forma u otra mis padres siempre me ponen en vergüenza. Me dejo caer con un suspiro en mi asiento, frente a papá mirándome de una forma extraña. Agarro la leche de la mesa y me concentro en verterla en mi tazón para no tener que seguir viendo a mi padre de esa forma.

De vez en cuando alzo la vista para ver si sigue mirando. ¡Por qué es tan raro!

—¡Cierto! Que me contaste que parecía que estuviera acumulando pelo para hibernar.

No hay lugar en tu corazón [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora