37. Estamos aquí para apoyarnos

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—Hace bastante que no veníamos a comer aquí. 

Miro a Nadine desde el otro lado de la mesa, ella está moviendo un mechón de su cabello oscuro alrededor de sus dedos índice y pulgar. Me sonríe.

—Es nostálgico—murmuro.

—¿Tú crees? 

Si, me recuerda los buenos momentos…

No lo digo en voz alta, pero sé que Nadine puede ver a través de mi expresión. Ella no hace ningún comentario al respecto, en vez de eso, prefiere tomar una de las minis zanahorias de su bandeja y llevarlas a su boca.

—Creo... que... es… genial —logra decir entre masticadas. 

Hago una mueca al ver que está comiendo con la boca abierta y de manera bulliciosa. Sinceramente, no extrañaba eso de ella.

La observo con atención. Nadine se ve y actúa como si todo ese tiempo que estuvimos distanciadas y esa conversación no hubieran ocurrido. Me pregunto cómo lo hará, para verse tan animada y al mismo tiempo cargar con tanto peso sobre sus hombros, porque dudo que haya tocado el tema con su familia aun.

Así como también dudo que el silencio no le esté llevando la cuenta. 

—¿Quieres una zanahoria? —me apunta la bandeja, pero no hace ningún gesto por acercarla.

Con ella también estoy agradecida. 

Me hubiera gustado notarlo antes, para poder apoyarla cuando lo necesitaba, así como Nadine también lo hizo conmigo, con cosas tan pequeñas como mis corazones rotos así con mis hermanas. 

Me gustaría poder ayudarla a que su corazón sane también. 

—Soy feliz…—dice de repente—, e igualmente estoy agradecida contigo, porque aunque no lo creas me has ayudado mucho.

—¿Lo dije en voz alta?

Nadine deja salir una tremenda sonrisa, una que hace mucho tiempo no veía. 

—No, tonta, no debiste hacerlo. ¿Olvidas lo bien que te conozco? —me apunta con otra mini zanahoria—. Me has ayudado y bastante. No solo a darme cuenta de quién soy, sino también de la fortaleza que tengo dentro. Eso lo aprendí de ti, Joy, a ser igual de fuerte que tu. 

Niego repetidamente con la cabeza. A pesar de que ella diga esas cosas, yo no puedo llevarme el crédito por eso, Nadine es su propia reina y guerrera, ella siempre ha sido capaz de defenderse a sí misma y mantener su cabeza en alto.

Ella tiene lo que a mi me hace falta.

—Pero eso lo tienes tú, eso es tuyo…

Ahora ella es la que niega. 

—Y además, yo no fui buena contigo tampoco. 

—Sé que no querías ser mala conmigo. Te conozco, sé que los sentimientos son difíciles para ti y tampoco te justifico, porque los sentimientos son difíciles para todos —sonríe algo cabizbajo—. Pero, también sé que de seguro en ese momento la mejor opción fue alejarme porque de la misma manera lo hice.

—Nadine…

—No somos perfectas Joy, ambas estamos igual de perdidas en este mundo, y a pesar de las dificultades que enfrentamos y que nos alejamos de la otra, estamos aquí, reencontrandonos. Y por la oportunidad que nos dimos, es que estamos agradecidas porque estamos aquí para apoyarnos, como un matrimonio viejo, en las buenas y en las malas. No pude pedir una mejor, mejor amiga, que tu Joystar. 

El sobrenombre, algo olvidado, hace que algo dentro de mi interior, algo que aparentemente estaba agrietado, vuelva a rearmarse. 

—¡No llores!

No hay lugar en tu corazón [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora